En Cuba, enfrentarse a la muerte de un ser querido puede convertirse en una prolongada agonía, no solo emocional, sino también logística; y Nathalia González, una joven madre residente en La Habana, vivió una pesadilla que pone en relieve la penosa realidad que enfrentan muchos cubanos en circunstancias similares.
Tras el fallecimiento de su esposo a la 1:45 de la madrugada, Nathalia y su familia se vieron obligados a pasar toda la noche junto al cadáver, esperando un vehículo de Medicina Legal que no llegaba.
Esta dramática espera no es un incidente aislado, sino un reflejo de un sistema burocrático que falla incluso en los momentos más críticos. Según Nathalia, la Guardia Operativa no llegó hasta las 6:00 de la mañana, y el vehículo para el traslado no se presentó hasta bien entrada la mañana siguiente.
Esta situación llevó a Nathalia a hacer un llamado desesperado en las redes sociales, buscando cualquier tipo de ayuda para resolver una situación inhumana que no debería ocurrir en ningún lugar.
Y no es este el único caso sucedido, similar, en las últimas horas.
Simultáneamente, en el municipio Buey Arriba, en la provincia Granma, una situación similar se desarrollaba con Olenmis Miranda, quien denunció la falta de ataúd y transporte para su tío fallecido.
La situación llegó a un punto crítico cuando el cuerpo comenzó a descomponerse, generando un olor insoportable que evidenciaba aún más la falta de recursos y atención.
Estas denuncias, amplificadas por las redes sociales, han generado una ola de indignación entre los cubanos, tanto en la isla como en la diáspora. La falta de respeto y dignidad hacia los fallecidos y sus familias es una crítica constante hacia el gobierno, que parece incapaz de proveer servicios básicos, incluso en circunstancias tan dolorosas como la muerte de un ser querido.
Al observar estas denuncias, uno no puede más que sentir tristeza e indignación. Los testimonios de Nathalia y Olenmis no son solo relatos de dolor personal, sino gritos de ayuda que resuenan en un vacío de eficiencia y empatía gubernamental.
La «solución» a este caso la ofrecía una internauta vía Facebook, y es esta: llevar el cádaver en hombros hasta la sede del Partido Comunista de Cuba o del Gobierno, o de la policía, que hay uno en cada rincón del territorio nacional, y dejárselo allí, para que ellos, con sus carros y combustible, sean los encargados de gestionar el sepelio.
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