Así parece indicarlo en un extenso reportaje la agencia AP, al cubrir la noticia sobre el 3er aniversario de la muerte del afroamericano George Floyd; un hecho que disparó como pocas veces se había visto en la historia de los Estados Unidos, la polaridad sobre las diferencias raciales y de clases, también, por que nó, matizadas por el enfrentamiento entre la policía y ciudadanos afroamericanos.
Hoy se cumplen tres años del asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis, un evento que muchos observadores creían sería el catalizador necesario para un reajuste a nivel nacional sobre el racismo en la policía. Sin embargo, la esperanza de grandes reformas policiales sigue en suspenso, incluso después de años de fervientes protestas y demandas de cambio a nivel nacional.
El asesinato de George Floyd, un hombre negro que agonizó durante más de nueve minutos mientras un oficial blanco presionaba su rodilla contra su cuello, provocó protestas y exigencias de reformas en todo el país. Pero a pesar de la indignación y la movilización pública, los años 2020, 2021 y 2022 terminaron sin las reformas policiales significativas que muchos esperaban.
Las demandas de acciones federales, como la prohibición de estrangulamientos y órdenes de allanamiento sin aviso, así como la modificación de las denominadas protecciones de inmunidad calificada para las fuerzas del orden, siguen esperando señales de cambio.
Después del asesinato de Floyd, Minneapolis adoptó varias modificaciones, incluyendo la prohibición de los estrangulamientos y las contenciones en el cuello, y la obligación de que los oficiales de policía intenten impedir que sus compañeros utilicen fuerza indebida. Sin embargo, la ciudad aún espera los resultados de una investigación federal sobre si su policía ha incurrido en una «práctica o patrón» de actuaciones policiales inconstitucionales o ilegales.
Derek Chauvin, el oficial blanco que asesinó a George Floyd, y los otros tres oficiales que no impidieron su acción en la escena, están todos en prisión. Chauvin fue sentenciado a 22 años y medio por asesinato en segundo grado. Dos de los tres otros oficiales se declararon culpables de ayudar e incitar al homicidio involuntario y recibieron penas más cortas, mientras que el tercer oficial fue condenado por ese cargo por un juez y espera sentencia.
A pesar de los avances judiciales, los activistas señalan que Minneapolis apenas ha comenzado a realizar cambios críticos y que la transformación de la policía debe continuar.
Los familiares de George Floyd han estado en primera línea durante estos tres años, apareciendo en manifestaciones y hablando en contra de la violencia policial. Gianna Floyd, la hija menor de George Floyd, incluso se reunió con el Presidente Joe Biden en la Casa Blanca en 2021.
En 2020, la Ley de Justicia en la Policía George Floyd, una propuesta de legislación federal, mostraba signos de promesa. Pero aunque la Cámara de Representantes la aprobó el año siguiente, el Senado no llegó a un consenso. Recientemente, en el último discurso sobre el estado de la Unión, el Presidente Biden renovó su llamado al Congreso para que apruebe el proyecto de ley.
A medida que pasan los años, se mantiene la esperanza de un cambio significativo en la justicia racial y la reforma policial, una lucha por la justicia racial, especialmente en lo que respecta a la violencia policial y la discriminación racial en los Estados Unidos.
Desde la muerte de George Floyd en manos de la policía de Minneapolis el 25 de mayo de 2020, ha habido un aumento significativo en los esfuerzos para abordar y corregir estas desigualdades. Sin embargo, a pesar de las protestas masivas y el aumento de la conciencia pública, se ha logrado poco progreso en términos de reformas policiales significativas.
Se menciona que los partidarios de acciones federales, como la prohibición de estrangulamientos y órdenes de allanamiento sin aviso previo, así como cambios en las llamadas protecciones de inmunidad calificada para las fuerzas del orden, aún están esperando signos de cambio. A pesar de las protestas y el activismo, muchos activistas y legisladores han encontrado resistencia y retrasos en sus esfuerzos por implementar reformas significativas.
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