Ana Teresa Badía no fue la única «crítica» que se molestó con lo dicho por la Ministra de Trabajo y Seguridad Social. También la más que oficialista Bárbara Betancourt dijo sentir vergüenza.
La polémica desatada por la intervención de la ministra de Trabajo y Seguridad Social de Cuba, Marta Elena Feitó Cabrera, continúa escalando en intensidad. A la ya generalizada indignación por sus palabras negando la existencia de mendigos en Cuba y criminalizando la pobreza, se ha sumado el dardo envenenado de la periodista oficialista Ana Teresa Badía, quien intentó, con su estilo habitual de crítica contenida y solapada, deslindarse de la funcionaria sin tocar la raíz del problema: el sistema que ambas han defendido por décadas.
Badía, que en los últimos dos años ha asumido un tono más «cuestionador» dentro de los marcos del oficialismo, quien sabe si ganándose méritos para cuando llegue la hora 0 – la de partir a vivir en el extranjero – publicó en su perfil un comentario donde calificó de «dolorosa» la intervención de la ministra.
Su reacción pretendía marcar distancia sin asumir ninguna responsabilidad estructural. Sin embargo, lo que en otro momento habría sido visto como una postura valiente, esta vez fue percibido por muchos como oportunismo y cálculo político.

La respuesta del jurista Eloy Viera Cañive fue contundente: «Es inconcebible que luego de seis décadas, gente que presume de inteligencia siga creyendo que las expresiones individuales de un ‘funcionario partidista’ […] no son la expresión más clara de la putrefacción de un régimen que ha sobrevivido negando la realidad». Para Viera, Badía y otros como ella no son ingenuos, sino cómplices que perpetúan la idea de que el problema son las personas y no el modelo.
Lo paradójico del caso es que incluso una figura tan cercana al poder como la periodista oficialista Bárbara Betancourt, ferviente defensora del socialismo cubano, reaccionó con vergüenza ante las palabras de Feitó. En un breve pero significativo comentario en el post de Ana Teresa, Betancourt dijo sentir «vergüenza ajena», sumándose así al repudio generalizado que provocaron las declaraciones ministeriales. Ana Teresa le contestó a su vez diciendo: «ha sido doloroso».

Por su parte, el comentario del periodista cubano residente en los Estados Unidos, Ernesto Morales, reveló otro aspecto clave del escándalo: el oficialismo habría eliminado el video original de la comparecencia de Feitó en los canales de YouTube de Canal Caribe y otros espacios oficiales.

«Están en shock», señaló Morales, quien aseguró haber guardado una copia que pronto subiría por su cuenta. La acción de borrar el video ha sido interpretada como un intento de silenciar el desatino más que de enmendarlo.
Amelia Calzadilla, activista y una de las voces más contundentes de los últimos tiempos, fue demoledora en su respuesta. Con su característico estilo directo e irónico, acusó a la ministra de ser ella misma un ejemplo de quien «no quiere trabajar».
«No ha bajado ni un minuto las escaleras de su ministerio para ver a las personas tiradas en las calles llorando por hambre», escribió. Su texto, compartido cientos de veces, sirve de testimonio del divorcio entre la realidad del pueblo y el discurso oficial.
En la misma línea se expresaron Jorge de Mello, quien calificó el discurso de Feitó como uno de los más indignantes y repudiables escuchados en años, y Kiriam Gutiérrez, quien exigió la dimisión inmediata de la ministra. Ambos acompañaron sus publicaciones con fotos donde se aprecian mendigos cubanos en las calles.
Alberto Arego, periodista independiente, ironizó que en Cuba los pobres se «disfrazan» de vulnerables, mientras que los dirigentes viven en una burbuja y se mueven en carros con aire acondicionado, completamente ajenos a la miseria.
El cineasta Ian Padrón también se sumó al rechazo, acusando a la ministra de representar el elitismo y la enajenación del poder cubano. «Los únicos disfrazados son ustedes, los que se presentan como servidores del pueblo y lo desprecian a diario», afirmó.
Por su parte, Rosa Marquetti denunció el «grado de desprecio, insensibilidad y de irrespeto» con que Feitó intentó ocultar lo evidente.
El humorista Ulises Toirac, conocido por su agudeza crítica, calificó la intervención de Feitó como «una aberración», y señaló que las declaraciones oficiales que niegan la existencia de pobres en Cuba rozan lo legalmente impugnable.
«Hay que meter lápiz con las cuentas de salario y costo de vida. Hay que tocar las manos que dicen no ser de mendigos», sentenció.
Las redes sociales se llenaron de testimonios, cartas abiertas, y reacciones viscerales ante lo que muchos consideran un insulto a los pobres, jubilados, discapacitados y a todo cubano que hoy sufre para sobrevivir. La activista conocida como «Lara Crofs», publicó una extensa carta abierta en la que calificó de «monólogo desalmado» el discurso de la ministra, y exigió respeto y soluciones reales para la población vulnerable.
Lara también dedicó otras publicaciones al asunto en cuestión.
Lizette Silverio, Yulieta Hernández, Dean Luis Reyes, José Luis Tan Estrada y decenas de activistas más subrayaron la desconexión entre las autoridades y la calle. Dean, por ejemplo, compartió una foto de la diferencia que, según él y según muchos, existe entre los mendigos y los revolucionarios.
Yulieta hizo referencia a que, cuando la Ministra terminó de hablar, el 92% de los presentes, en su totalidad, aplaudió su intervención, y se hizo una pregunta:
«¿Todos estaban de acuerdo con la Ministra?»
Tan Estrada, quien fue perseguido y obligado a salir al exilio precisamente por ayudar a los mendigos en las calles de Camagüey, acompañó su publicación con fotos tomadas por él mismo en plenos actos caritativos. Actos que, en su vida, ha protagonizado la ministra del TSS cubana.
Todos coincidieron en que el discurso no fue una simple metedura de pata, sino un reflejo fiel de la ideología de desprecio hacia los pobres que impera en la cúpula dirigente.
La frase que más se ha repetido en estos días es una que lo resume todo: «El problema no es la ministra, es el sistema». Y aunque muchos aplauden que incluso voces oficialistas hayan reaccionado con cierto rubor, otros insisten en que ya es tarde para matices. Como escribió uno de los usuarios: «No se equivocaron. Simplemente dijeron en voz alta lo que piensan desde siempre».
La intervención de Marta Elena Feitó ha servido para algo: para desnudar, sin eufemismos, la forma en que el poder en Cuba ve al pueblo. Y eso, por mucho que lo borren de YouTube, ya no tiene marcha atrás.
Ella misma, cuando se retire, no enfrentará problemas de mendicidad alguna porque, como bien señaló desde Alemania la activista Irma Broek, Feitó Cabrera tiene sus dos hijos viviendo en el capitalismo revuelto y brutal.
noticia relacionada: Ministra de Trabajo dice que en Cuba «no hay mendigos» ni «buzos»





