La secuencia de violencia machista descrita por familiares, vecinos y activistas en redes sociales volvió a encender las alarmas este fin de semana y dejó, otra vez, el mapa del país punteado por avisos de emergencia que no siempre reciben respuesta a tiempo.
Además del caso de Noralys Estenoz, hecho ocurrido en La Habana, en el reparto Versalles del municipio La Lisa, hubo otro feminicidio, y otros dos intentos.
Noralys (o Noralis) Estenoz fue apuñalada mortalmente en la madrugada del sábado, según coinciden varios testimonios publicados en Facebook y otras plataformas. Las versiones extraoficiales apuntan a que su expareja irrumpió en la vivienda y la atacó con arma blanca. Durante la huida, de acuerdo con estos relatos, el agresor habría herido a un policía y terminó reducido tras recibir un disparo. Personas cercanas a la víctima aseguran que el atacante falleció después, extremo que no ha sido confirmado por fuentes oficiales. Entre mensajes de duelo, vecinos y familiares reclamaron justicia y protección efectiva, recordando que la mujer deja hijos en la orfandad.
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Mientras La Lisa amanecía con la noticia, otra familia denunciaba en redes la muerte de una madre a manos de su pareja o expareja en Manzanillo, provincia de Granma.
La hija de la víctima, identificándose como Lîä San Miguel, publicó el nombre del presunto agresor y pidió ayuda para localizarlo: Jaime Yuniel Bazán Rodríguez.
El post, acompañado por una corriente de condolencias e indignación, describe un ataque con múltiples puñaladas. Como en el caso de La Habana, tampoco aquí hay aún una comunicación institucional que confirme detalles, pero el patrón se repite: una mujer asesinada, un entorno que grita en Internet y una urgencia por medidas de protección que lleguen antes de que la tragedia ocurra.
El comunicador Niover Licea, conocido en las redes como @nioreportandouncrimen, publicó imágenes de la víctima, tomadas del perfil de Lía San Miguel. Gracias a los comentarios dejados conocimos que la mujer se llamaba «Yusmila».
A los dos crímenes se suman dos intentos.
En San José de las Lajas, zona de Valle Rojo, fuentes vecinales reportaron que un novio intentó matar a su pareja.
La joven —identificada por cercanos como Erica— habría sufrido lesiones que motivaron su traslado a La Habana por complicaciones. Las imágenes compartidas muestran el rostro vendado y hematomas; más allá del impacto visual, el mensaje es inequívoco: hubo señales, hubo avisos, hubo miedo.
En Cienfuegos, otro llamado de auxilio circuló con fuerza: familiares denunciaron que un hombre, descrito como violento y bajo los efectos de medicamentos, amenazó con “acabar a puñaladas” a su ex. Relataron golpes, la presencia de una menor en el domicilio y la ausencia de patrullas pese a haber pedido auxilio desde la tarde.
“No queremos más pequeños huérfanos”, concluye el texto escrito también por Niover Licea, que pide una intervención inmediata de la PNR.
De confirmarse oficialmente estos hechos, el conteo anual de feminicidios —que los observatorios independientes Alas Tensas y Yo Sí Te Creo en Cuba llevaban en 33 hasta el 29 de septiembre— podría ascender al menos a 35, sin contar con el presunto feminicidio de una mujer de aproximadamente 52 años de edad que murió asesinada a manos de su ex pareja en el reparto El Van, cerca del barrio de Los Motores, en Vertientes, Camagüey, en un hecho que está siendo investigado por el Observatorio de Género de Alas Tensas.
Según pudimos conocer en exclusiva, gracias a la colaboración de una fuente en el territorio, la mujer, presuntamente había comenzado una relación con un joven albañil, al cual, luego de que este terminara de arreglarle la casa, dejó. El joven, al enterarse de que la mujer estaba teniendo relaciones con un policía, aprovechó la ausencia de este en la casa, para entrar y degollar a su expareja, en presencia de su nieta de 9 años, quien habría sido la persona que ayudó a reconstruir los hechos. Otra nieta de la víctima, de 14 años, se encontraba en ese momento en la calle. Ambas son hijas de una hija de la víctima que marchó a los EE.UU. y dejó las menores al cuidado de su madre.
Se desconoce hasta el momento el nombre de la víctima, pues las fuentes contactadas por Cuballama Noticias aseguran que la mujer llevaba poco tiempo viviendo en el lugar, luego de que su hija comprara la casa.
Cada nombre en esta crónica incompleta, y en otras, recuerda que la protección no puede depender del eco que haga una publicación en Facebook. Hace falta que el sistema escuche la primera llamada, que exista un mecanismo claro y mensurable para separar a la víctima del agresor, y que la sociedad identifique, sin excusas, que “no” es “no” y que salir de una relación no debería costar la vida. Por otra parte, los intentos y las amenazas que no terminan en muerte, dejan también secuelas físicas y psicológicas.
La aritmética, sin embargo, dice menos que la realidad: la prevención sigue llegando tarde. Las denuncias apuntan a un mismo vacío —órdenes de alejamiento inexistentes o incumplidas, falta de respuesta policial, recursos y protocolos que no aterrizan— y a una pregunta que atraviesa los comentarios de vecinos y deudos: ¿qué más hay que hacer para que una alerta baste y no haya que escribir otra esquela?
