Durante los últimos años diversos reportes de medios independientes han confirmado la existencia de pandillas organizadas y armadas en Cuba, algo que no se conocía en la isla cuyas autoridades siempre presumían de la tranquilidad ciudadana.
Pero la imagen ha cambiado. En enero pasado por ejemplo se reportaron grupos de jóvenes, armados con cuchillos y machetes, que «implantan el terror» en Santiago de Cuba.
La información la dio ni más ni meno que un alto oficial del Ministerio del Interior en un encuentro con vecinos del reparto Abel Santa María de esa provincia. El intercambio ocurrió a raíz del asalto de esos pandilleros a una cafetería en el que llegaron a amputar la mano derecha a un cliente. «No se nos pueden seguir dando este tipo de hechos. Vamos a actuar severamente. Serán sancionados, tengan confianza», dijo el oficial.
Sin embargo en vez de disminuir la violencia se ha acrecentado en Cuba así como la proliferación de pandillas. Varios jóvenes se han organizado en pandillas para cometer actos delictivos en municipios como Arroyo Naranjo , La Lisa o Marianao. En la lejana fecha del 2015 una investigadora alertaba que en La Habana se formaban 4 o 5 pandillas por año pero ya esa cifra se queda pequeña ante el incremento de estos grupos delincuenciales, que tienen además en su núcleo a jóvenes llegados de las provincias orientales.
«Hay que tener en cuenta que, aunque algunas hasta tienen ritos de iniciación y marcas de identidad como tatuajes específicos, las bandas funcionan como especies de sindicatos donde los integrantes obtienen protección», dijo ma sociologa María del Carmen.
«Yo he recogido testimonios de jóvenes que dicen haber sobornado a policías para que les permitan operar en determinada zona. (…) No quiero decir que sea una relación directa con la institución policial, no creo que exista algo así, sino que se establecen relaciones de compromiso con los agentes», añadió a Radio Martí.
El pasado año un hombre identificado como Pablo Miguel Echevarría denunció cómo fue asaltado por una pandilla en Guanaboca mientras conducía un «almendron». En el hecho dijo pensó que perdería la vida.
El pasado junio grupos organizados de jóvenes atacaron a las personas y se enfrascaron en peleas con palos y armas blancas en una fiesta por el inicio del verano en la estatal Finca de los Monos, donde está instalado el Palacio Tecnológico y un Parque Recreativo.
De acuerdo a varios testimonios hubo al menos in fallecido aunque las autoridades aseguraron que no hubo pérdidas de vidas humanas en esta exaltación a la violencia.
Para mayor preocupación los cubanos temen salir de sus casas hasta altas horas de las noches por miedo a ser víctimas de asaltos u otros vejámenes.
Esta realidad se ha incrementado en medio de la grave crisis económica que vive el país y que ha traído como secuela entre otras cosas el notable aumento de la violencia, que ha puesto en jaque a una sociedad que se preciaba antiguamente de su tranquilidad.