Por ahora, lo único seguro es que, cuando a esa niña le pregunten en la escuela en qué hospital nació, tendrá una respuesta digna de crónica: “Yo nací en una Yutong, en la carretera”. Y detrás de la anécdota quedará lo esencial: la destreza de un grupo de enfermeras, la cadena de manos que se tendieron en medio del pasillo y la certeza incómoda de que, en la Cuba de hoy, incluso un nacimiento puede convertirse en metáfora del país entero.
Si lo que pretendemos es orientar a la gente —no asustarla—, hablemos claro: en España te tocará lidiar con burocracia y alquileres caros en grandes ciudades, pero tendrás sanidad pública, transporte que funciona y barrios caminables; no te forzarán a un coche eléctrico, aunque ciertas zonas limiten el acceso a vehículos viejos; pagarás impuestos como en cualquier Estado de bienestar, pero no dos veces por el mismo ingreso. A partir de ahí, cada familia hace su ecuación.
Estos eventos heroicos han generado una ola de agradecimientos y reconocimiento tanto en Miami como en La Habana. Las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo y admiración por los héroes cotidianos que, gracias a su valentía y capacitación, lograron salvar vidas en situaciones críticas.