Este panorama sombrío refleja la precariedad laboral y la creciente inseguridad que enfrentan no solo las trabajadoras sexuales, sino muchos otros sectores vulnerables en Cuba. La delincuencia, el abandono estatal y la falta de protección han dejado a estas mujeres expuestas a la violencia, sin una red de apoyo efectiva que las defienda de los peligros que enfrentan en su día a día.
Esta operación no sólo significa una victoria en la lucha de Surinam contra la trata de personas sino que también subraya el papel indispensable de la vigilancia comunitaria y la cooperación internacional para erradicar violaciones tan profundas de los derechos humanos.