Con el amanecer del 29, Melissa ya había tocado tierra por Guamá con vientos cercanos a 200 kilómetros por hora, y el discurso oficial insistía en la épica de la resistencia mientras la gente pedía información clara, órdenes coherentes y ayuda tangible.
“No hay muertos, porque los muertos solo le duelen a quienes los pierden”, escribe, con amarga ironía, desmintiendo así las declaraciones del Ministro de Salud Pública, y las de las máximas autoridades del Partido Comunista de Cuba y el Gobierno en la provincia, recogidas como papagayo oficialista amaestrado por el Periódico Girón.
Quien escribe, que asistió al acto, no es ni ultraderechista, ni fascista, ni Trumpista. Es simplemente un cubano apegado a la verdad e interesado en que Cuba se libere de los sátrapas que la mal gobiernan.
Desde noviembre, varias termoeléctricas del país han estado fuera de servicio al mismo tiempo, bajo el argumento de mantenimientos prolongados. Pero estos trabajos no fueron compensados con una generación alternativa suficiente. El resultado ha sido brutal: zonas con solo tres horas de electricidad diarias, día tras día, sin que nadie en la alta dirección de la Unión Eléctrica ofreciera explicaciones claras o reconociera el impacto de sus decisiones.
La situación en Cuba sigue siendo un punto focal en el debate más amplio sobre la democracia y la gobernabilidad en América Latina; y mientras la dirigencia cubana se escude en hablarle solo a los ignorantes, desconocedores y entusiastas del viejo modelo, no habrá democracia en Cuba, ni libertad, ni vida digna, para los cubanos.
Cada día en las redes sociales se vierten quejas de los cubanos. El maltrato hacia ellos es generalizado. Incluso, fuera de Cuba, porque conocen que tal parecen son migrantes carentes de derecho, pues ni los embajadores, ni los diplomáticos cubanos mueven un dedo para representarlos.
Sin dudas, durante años, Carlos Fernández de Cossío ha acumulado méritos más que suficientes para ser considerado uno de los grandes mentirosos en la...