A continuación, desmontaremos una por una las falsedades publicadas por este medio, que actúa como vocero del régimen cubano en suelo europeo, y que esta vez ha decidido atacar a quienes se plantaron pacíficamente fuera del local donde tuvo lugar el evento titulado “Juventud cubana en tiempos de Trump”.
Cubainformación ha vuelto a hacer lo que mejor se le da: publicar un panfleto cargado de épica revolucionaria, retorcer los hechos y disparar etiquetas como “fascistas”, “trumpistas” o “ultraderechistas” a quien ose disentir. Es decir: convertir un acto político de protesta pacífica en un supuesto enfrentamiento épico entre el bien y el mal.
Según ellos, la presentación de Gabriela Fernández —conductora del programa Con Filo y joven promesa del panfleto revolucionario cubano— fue un éxito apoteósico, boicoteado por hordas de fascistas, trumpistas, ultraderechistas y hasta provocadores profesionales. La realidad, como casi siempre que se trata de propaganda oficialista, fue muy distinta.
El testimonio anónimo citado por Cubainformación en su primer artículo, publicado el 4 de mayo, es una caricatura malintencionada y desinformada de quienes ejercemos, desde el exilio, nuestro derecho democrático a protestar pacíficamente. Muchos de los que asistimos NO hemos «defendido abiertamente el bloqueo», sino que denunciamos la falta de libertades y los atropellos cometidos por el régimen cubano.
La inmensa mayoría no milita en ningún partido político, y resulta ofensivo que se pretenda deslegitimar nuestras voces atribuyéndonos afiliaciones que no tenemos.
Lo que sí es una contradicción ética profunda es usar la libertad de expresión de la democracia española para defender un sistema que en Cuba encarcela a quien disiente. Quienes nos manifestamos ese día no buscamos la subordinación a ningún imperio, sino la emancipación del pueblo cubano frente a su propio opresor. Y si algo pretende silenciar voces y legitimar el odio, es precisamente el discurso condescendiente de quienes insultan desde la comodidad europea a los que exigen derechos fundamentales para su gente.
Cubainformación ha hecho gala de una vuelta de tuerca propagandística que intenta victimizar a quienes, como Gabriela Fernández, representan y reproducen el discurso oficial de una dictadura, presentándolos como “disidentes” frente a un supuesto “pensamiento único neoliberal”.
Resulta irónico que se hable de “diálogo y reflexión” en una gira donde no se permitió el acceso a cubanos con opiniones divergentes, ni siquiera para hacer preguntas respetuosas.
¿Qué clase de apuesta por el diálogo es esa donde se cierran puertas, se levantan barreras humanas y se vilifica a quienes simplemente ejercen su derecho a disentir? Nadie criminalizó a Gabriela Fernández: se le cuestionó con argumentos, pancartas y consignas, sin violencia. El verdadero monopolio sobre la libertad de expresión lo ejerce el régimen que ella defiende, donde disentir sí es delito y donde no existen medios alternativos, ni marchas pacíficas permitidas. Que ahora intenten disfrazar de “pluralismo” un monólogo protegido por la policía y por la narrativa oficialista solo confirma que el problema no es el odio, sino el miedo a la verdad.



Aquí, punto por punto, desmontamos el guion de ciencia ficción que ha publicado el portal financiado por la solidaridad selectiva y la nostalgia estalinista.
1. Cubainformación afirma que “una decena de trumpistas de origen cubano colocó varias pancartas con fotos de personas sentenciadas en Cuba por graves delitos”.
Esto es completamente falso. La concentración fue de al menos unas 30 personas, no una decena. Y no, no eran trumpistas. Entre los asistentes estaban Yanelis Leyva, Yunior García, Dayana Prieto y quien redacta esta nota. Ninguno de los cuatros nos identificamos con Donald Trump ni con Vox. No desde ahora ni desde el 2016. Basta revisar textos y declaraciones públicas hechas por todos nosotros para comprobarlo.
2. Aseguran que “trataron de entrar a la charla para reventarla”.
También falso. Yunior García y Dayana Prieto llegaron antes del inicio y preguntaron educadamente si podían entrar. Les dijeron primero que no había comenzado aún, y luego, que era un acto privado. Al ver que no dejaban entrar a cubanos y que los únicos asistentes eran españoles, Yunior preguntó si era un evento “solo para españoles”. La respuesta de un organizador fue un grito: “¿Y a ti qué te importa?”. Yunior, fiel a su civismo, solo quería escuchar y hacer una pregunta. Ni él ni su esposa tenían intención alguna de sabotear nada. Ya los que llegaron después, se enteraron de la negativa a Yunior y ni siquiera preguntaron si podían entrar.
3. Dicen que “las organizaciones convocantes habían advertido a la Policía Nacional de amenazas previas en redes sociales”.
No podemos confirmar si eso es cierto, aunque parece probable, ya que la policía desplegó una patrulla y posteriormente llegaron tres furgones policiales. Lo que sí es seguro es que nunca hubo intención de cometer violencia. El grupo decidió manifestarse fuera pacíficamente si no se les permitía el ingreso, como finalmente ocurrió, para exponer la otra realidad de Cuba: presos políticos, represión y censura.
4. Señalan que “tras el exitoso acto, el grupo de fascistas trató de agredir a la comunicadora”.
Rotundamente falso. La Policía Nacional estuvo presente en todo momento. No hubo agresiones ni arrestos. Los gritos fueron los de siempre: “Libertad”, “Abajo la dictadura”, “Patria y Vida”. Se cuestionó el carácter propagandístico de la charla y se calificó a la ponente de “descarada” y “sinvergüenza” por estar de gira con gastos pagados por organizaciones afines al régimen, mientras acusa a los activistas de “mercenarios” por recibir apoyo externo. Gabriela ha utilizado ese argumento en su programa para atacar a la oposición, especialmente a Yunior García; que ahora lo pruebe en carne propia no debería escandalizarla.
5. Añaden que ellos “en todo momento guardaron la calma y no cayeron en provocaciones”.
Falso. Existen grabaciones – obran en mi poder – en las que se ve a dos personas —que intentaban ingresar al evento— provocando directamente a los manifestantes. La policía los retiró del lugar y, al contrario de lo que insinúa Cubainformación, ninguno de los manifestantes fue arrestado, reprendido ni expulsado. La policía aclaró que no se podían lanzar injurias y esa regla se respetó al pie de la letra. ¿Mensajes de odio fascista? Que muestren pruebas. No las tienen.
6. Enfatizan que “la presencia de la Policía evitó mayores problemas”.
Correcto. Pero no por nosotros, sino por los suyos. Fueron sus provocadores quienes intentaron alterar el orden y fueron sacados preventivamente por la Policía y por los propios organizadores del evento.
7. Mencionan que “entre los extremistas estaban Lázaro Mireles y Avana de la Torre”.
Cierto. Ambos estaban allí ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. Mireles mantuvo un diálogo fluido, respetuoso y colaborativo con los agentes de policía, al menos en cinco ocasiones. Avana de la Torre, también, aunque conversó menos con la policía, pues se enfocó más en documentar mediante directas de Facebook, lo que estaba sucediendo.
8. Aseguran que “estos personajes ya intentaron boicotear a Buena Fe en Madrid hace dos años”.
Falso. En aquella ocasión solo dos de los manifestantes de este evento estuvieron presentes. Lázaro Mireles, que fue retirado del lugar, y el autor de esta nota, quien asistió como periodista, documentando lo ocurrido, tal y como hace ahora; precisamente para evitar la manipulación mediática de la que suele hacer gala Cubainformación.
9. Afirman que “existen antecedentes probados de violencia verbal y física en Bruselas y Madrid”.
Manipulación burda. Si se refieren a manifestaciones con gritos de “libertad” y “Patria y Vida”, eso se llama libre expresión. ¿O es que en el mundo según Cubainformación, la protesta pacífica también está prohibida?
10. Insisten en que “los colectivos organizadores tienen derecho de admisión”.
Eso es cierto. Lo que no es cierto es que hacer una pregunta incómoda sea “reventar” un acto. ¿O es que desmontar el discurso oficial con datos reales y preguntas legítimas y respetuosas como pretendían al menos hacer tres de los que fuimos al lugar, ahora se considera sabotaje?
11. Añaden que “existirán equipos de seguridad que velarán por la libre expresión”.
Muy bien. De nuestra parte, también se velará por la libre expresión, como se hizo este día: en paz, con civismo y sin recurrir a insultos personales ni violencia.
12. Declaran que “el MESC hizo un llamado a las fuerzas progresistas a movilizarse frente a intentos de censura y boicot de ultraderecha”.
Falso. Muchos de los presentes no pertenecen a Vox, ni a ninguna formación de derechas. No somos fascistas. Somos cubanos que exigimos libertad para nuestro país. Y que un régimen como el cubano, censurador por excelencia, se queje de “censura” es, como poco, una burla.
13. Cubainformación llamó previamente a las personas que se mostraron interesadas en asistir al evento para manifestarse fuera o hacer preguntas dentro, «elementos neofascistas» que «persiguen un segundo bloqueo a Cuba, desde la Unión Europea». Desconozco cuáles sean las intenciones de algunos de los concurrentes, a quienes ni siquiera conozco, pero al menos puedo responder por mí, y esta generalización es difamatoria e indignante. Tampoco varios de los presentes actuan en «subordinación a intereses imperiales». Vuelvo a responder por mí y otros, y resulta igualmente indignante tal afirmación. Varios de los que estábamos allí no somos anexionistas.
14. Cubainformación llamó a todos «personajes de la ultraderecha que impulsa y aplaude cada medida de asfixia económica contra el pueblo cubano». En el grupo había varias personas que han colaborado y colaboran en el envío de ayuda humanitaria a Cuba, y que además no apoyan cada medida una de las medidas. Algunas de las medidas que sostienen el embargo – no bloqueo – son, al menos a los ojos de quien redacta, merecidas, por tanto Cuba es un país violador de los Derechos Humanos, comprobado en más de una ocasión. Sanciones que ha recibido el régimen, incluso desde la Unión Europea se sustentan por el accionar violatorio en matería de derechos por la isla.
14. Finalmente, afirman que “el local se quedó pequeño por la afluencia de público”.
Falso. El local es pequeño. A duras penas caben 40 personas. Y en sus propias fotos se ven sillas vacías.
Y sobre la “huida” de Gabriela…
Cuando terminó el evento, uno de los organizadores salió y habló con la policía. Los agentes se acercaron a nosotros y explicaron que la joven iba a salir, y que podíamos corear “Libertad”, “Abajo la dictadura” y similares, siempre que no hubiera injurias. Y así fue.
Primero salieron varios ancianos, algunos con bastón, situados estratégicamente como barrera humana. Luego salieron los más ágiles, protegiendo a Gabriela, que caminó tan rápido que casi atropella a sus propios “escudos”. Aun así, tuvo tiempo de lanzar unos besos irónicos, mientras era escoltada por sus fieles hasta que la dejaron avanzar sola. Nadie la tocó. Nadie fue arrestado. Nadie fue empujado. La policía no tuvo que intervenir en ningún momento.
Y así se cerró el acto de Gabriela Fernández: entre la sobreactuación, la manipulación… y la prisa.
Y de todo, tenemos fotos y videos. Las fotos de ellos, que muestran lo «concurrido» que estuvo el evento, así como los «agresores violentos, trumpistas y fascistas que querían reventar el mismo», pueden verlas aquí.