A pesar de la agresión sufrida, el buen samaritano no se arrepiente de haber intervenido. "Vi que alguien necesitaba ayuda… y yo no iba a quedarme mirando", dijo con determinación. Su único deseo ahora es que se haga justicia y que el responsable de este acto violento enfrente las consecuencias legales correspondientes.
Según cuentan los medios, el bebé estaba siendo llevado por una tía, cuando esta cayó al suelo. La mujer, ni siquiera se pudo poner de pie cuando vio al cochecito alejarse de ella, empujado por los fuertes vientos rumbo a la carretera.