La reciente decisión de los Estados Unidos de designar al Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera ha añadido un nuevo escalón a la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro en Caracas, y al mismo tiempo ha puesto de relieve lo que muchos analistas describen como la particular vulnerabilidad de Cuba. Según los expertos, la estrecha interdependencia entre ambos países —energética, militar y política— hace que un colapso del régimen venezolano tenga efectos directos sobre la isla, cuya estabilidad hoy pende de factores externos.
Entre 1999 y 2015, Venezuela fue el gran suministrador de petróleo y derivados que mantuvo a Cuba con un fluido “subsidio energético”. A cambio, La Habana aportaba médicos, profesores y también asesores en seguridad y defensa dentro del marco bilateral, describe Brookings.
No obstante, esa relación de “protección mutua” se ha tensado fuertemente en los últimos años. Datos recientes muestran que en los primeros diez meses de 2025 las importaciones de combustibles de Cuba procedentes de Venezuela cayeron casi un 15 % y las que venían de México (que emergió como segundo proveedor) se desplomaron un 73 %. El resultado ha sido un desplome general del 35 % en las importaciones de crudo y derivados de la isla, destaca Reuters.
Más allá de lo energético, los vínculos entre militar y servicios secretos de Caracas y La Habana son poco transparentes, pero documentados. En 2008 se firmaron acuerdos que permitieron a asesores cubanos entrenar a oficiales venezolanos y colaborar en la vigilancia interna del ejército, según informes basados en documentos de la propia Venezuela.Fuera de estas esferas, la caída o debilitamiento del régimen de Maduro supondría que uno de los pocos sustentos reales de Cuba —además del apoyo de otras potencias aliadas— quede drásticamente menos seguro.
En este escenario estratégico emerge la designación del Cártel de los Soles como organización terrorista. El U.S. Department of State anunció que la medida, vigente desde el 24 de noviembre de 2025, permitirá “una gama más amplia de opciones” para contrarrestar redes de narco-terrorismo con base aparente en el entramado venezolano de la Fuerza Armada, reseña CBS News. En otras palabras, la caída de Maduro no sólo afectaría al chavismo, sino que abriría un nuevo frente que rendiría impactos geopolíticos de largo alcance en el hemisferio.
Para Cuba, el cálculo no es menor: depender energéticamente de un país cuya economía está colapsando, estar interconectada en defensa y recibir abastecimiento cada vez más limitado, junto a sanciones externas, hace que el riesgo sea concreto. Algunos analistas señalan que la isla podría entrar en una fase de vulnerabilidad aún mayor si Venezuela se viera obligada a una negociación política bajo presión externa.
No obstante, también hay matices: México ha emergido como proveedor alternativo de hidrocarburos para Cuba. La estatal Pemex informó que en 2024 sus exportaciones de crudo y productos derivados a la isla ascendieron a unos 600 millones de dólares, lo que podría mitigar parcialmente la pérdida de Venezuela. Sin embargo, los informes más recientes muestran que incluso esa vía ha empezado a debilitarse: los suministros desde México también han caído significativamente en 2025.
La pregunta de si al caer Venezuela “cae” Cuba tiene fundamentos concretos en los lazos de dependencia energética, militar y diplomática. Que Cuba sobreviva a una eventual crisis venezolana depende en gran medida de su capacidad de diversificar alianzas, reducir vulnerabilidades y revertir la senda de suministro decreciente que hoy marca su horizonte.





