Réquiem por Granizado: recordando a Litico Rodríguez

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Quienes vieron el serial “Su propia guerra”, ya sea en los años 90’s o en sus múltiples retransmisiones, recuerdan con cariño a la comitiva de maleantes y personajes pintorescos con los que lidiaba el “Tavo”, quizás el más emblemático de los papeles interpretados por Albertico Pujols.

Uno de ellos era el buscavidas “Granizado”, un mulato viejo y chismoso que vendía unos refrescos de sabor indefinido y dudosa calidad, a veces aderezados, literalmente, con el sudor de su frente.

El veterano actor que daba vida a aquel delincuente de poca monta era José Manuel Rodríguez, más conocido como Litico Rodríguez, una institución en el teatro, el cine y la televisión cubana, caído en el olvido a dos décadas de su muerte.

“¿Qué te wajapen Granizado?”, es una de las muchas frases que dejó el mencionado policiaco cubano, y que “inmortalizó” a un actor que, para esa altura de su vida, ya tenía una sólida trayectoria.

Descendiente de una larga familia de histriones y gente de teatro, Litico nació el 16 de agosto de 1926, fruto de la relación de Manuel Rodríguez y Violeta Rovira.

Desde muy joven se sintió atraído por los escenarios, y en sus tiempos de estudiante adolescente, en las fiestas colegiales, sobresalía por sus dotes para la música y el baile.

Comenzó a darse a conocer en las coreografías de Sergio Orta, en los comienzos del legendario cabaret Tropicana y el no menos influyente Sans Souci, bajo la dirección de Alberto Alonso.

También trabajó en Estados Unidos, particularmente en New York, como parte de una serie de shows conocidos como El Bohío.

Recorrió la nación norteña, ganando popularidad en centros nocturnos junto a la gran rumbera Estela Álvarez. De vuelta en Cuba, fue una de las figuras del Teatro Musical de La Habana.

Se le encasilló en papeles de gente sencilla o marginal, y brilló en el ballet «El Solar», llevado más tarde al cine, con la película «Un día en el Solar».

En las tablas destacó por su actuación en «Pato Macho» y «Teatro Loco», antes de sumarse al elenco del Teatro Político Bertold Brech.

Su paso por el cine fue prolífico: «Son…o son Son…» (1977) ; «Sobrevivientes» (1978); «Patakin» (1982); «Se permuta» (1983); «Vals de la Habana Vieja» (1988); «Barrio negro» (1989); «Dollar Mambo» (1993); «Quiéreme y veras» (1995); «Guantanamera» (1995); «El rey de los desesperados» y “Zafiros Locura Azul” (1997); «Un paraíso bajo las estrellas» (1999) y «Miel para Ochun» (2000).

“Polifacético y camaleónico. Rostro súper conocido del cine cubano. Una vis cómica increíble, y por suerte, muy buen explotada. Para mí, su aparición en Patakin, lo máximo”, lo recordaba recién un forista en Facebook.

Falleció en el 2001, aún sin cumplir los 75 años. Ha pasado el tiempo, y muchos comienzan a olvidarse de Granizado, perdón, de Litico Rodríguez.

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