Según datos del 2015, cerca del 62 por ciento de los hogares cubanos recibía remesas. Al menos, así lo confirmaba ese año Laston Charriez, vicepresidente de marketing para la sección América de Western Union al sitio Advertising Adge, un alto funcionario que afirmaba que el valor medio de las transferencia que se enviaron a Cuba a través de esa agencia era de 150 dólares.
Un dato más actual, de junio del 2021, hablaba de que esa cifra se había incrementado a un 65%, reflejaba el sitio BBC Mundo en un trabajo sobre las remesas.
Pues a ellos, y no al pueblo como tal, estarían enfocados los esfuerzos del grupo que formará Joe Biden, el presidente estadounidense, un hombre que por las claras escuchó la palabra LIBERTAD y prometió eso: remesas. También Internet; y más funcionarios para la embajada en La Habana.
tal vez quieras leer: Cómo ayudar al pueblo cubano a conseguir la libertad desde las redes. #SOSCuba
Eso parece que fue lo que le sugirieron sus asesores que hiciera, y eso anunció ayer Biden. Unos – tal vez ese 65% que recibe remesas – deben haber reaccionado con júbilo. Otros pocos planifican tener una fiesta con internet gratis; y sin dudas, aquellos que esperan por la reanudación del programa Parole, y aquellos que habrían tenido que viajar a Rusia para luego regresar de vuelta, cruzando el Atlántico, para llegar a Guyana, estarán contentos con lo tercero. Mientras, el drama de Cuba continúa.
Joe Biden parece haber confundido el mensaje. Si al menos hubiese mirado los números, no de las remesas, sino de los miles de cubanos que han escapado de la isla cruzando selvas – sobre todo en los últimos diez años – o aquellos que incluso han arriesgado su vida en el mar a sabiendas de que ya no existe la ley que los amparaba una vez que pisasen suelo norteamericano, el mensaje le hubiese llegado más claro. Nadie escapa únicamente porque no tiene internet, o no recibe remesas, o porque tenga que hacer mil malabares para adquirir una VISA que le permita ingresar a los EE.UU. Ni siquiera quienes tienen necesidad de las tres cosas.
Sin embargo, esta fue la respuesta que dio Joe Biden ayer, y no otra.
Biden, sin dudas, oyó campanadas y no supo dónde. Su «paquete de medidas» a miles de cubanos les parece un soberano PAQUETE, aunque sin dudas se beneficiarán con las medidas al menos un 65% de los cubanos que recibían remesas, y el 100% de los cubanos que necesitan internet para – aparte de disfrutarla – burlar la censura informativa en la isla.
Y aunque Biden destacó que el “grupo de trabajo sobre remesas” tendrá como objetivo “identificar la manera más efectiva” de que el dinero “llegue directamente a las manos del pueblo cubano”, no hay que nada que garantice que entre esas manos, estén las manos de no pocos represores y acólitos defensores del gobierno que el domingo 11 de julio acallaron con palos, armas, bofetones y estrangulamiento por el cuello, a los manifestantes que salieron en varias localidades del país reclamando una mejor vida.
No consta que ninguno gritó «Remesas», ni «Queremos Internet», pero eso es lo que les ha prometido Biden.
Con esta última, con el acceso a full a la web, se beneficiará hasta el gato.
Biden dejó para el final el anuncio de que “intensificará” los esfuerzos diplomáticos con sus aliados de la región y de todo el planeta, una medida que busca cumplir con el viejo anhelo de “aspiraciones del pueblo cubano”. Son aspiraciones que se resumen en una sola cosa, y que Biden, por capricho o consejos de sus asesores, ha decidido fragmentar en pedazos.
