Muchos cubanos aún recordamos canciones como “Patato, perro sato” o “Abuela, ¿qué pasaría?”, así como a su encantadora intérprete, Jessie Riffá, que hoy se ve a sí misma más como actriz que como cantante, pero sigue defendiendo su enorme legado familiar en la música cubana.
Jessie Riffá debutó en la televisión desde muy temprana edad y continuó creciendo como artista, gracias a sus participaciones en el espacio humorístico “Ajiaco” (1990) y luego, en 1993, como una de las protagonistas en la primera edición del concurso “Cantándole al Sol”, que le hizo merecedora de los galardones en las categorías de Calidad Vocal e Interpretación.
Con solo 13 años y una voz poderosa, grabó seis temas para el álbum llamado “Un rayito de luz”, en el cual participaron Carmen Rosa López junto al Coro Infantil de la Escuela de Arte Alejandro García Caturla, Magda Rosa Galbán y Juan Antonio Leyva, entre otros.
Más tarde se matriculó en la carrera de Música y Dirección Coral en el Conservatorio Manuel Saumell y luego estuvo en la Escuela de Artes Plásticas del Vedado, donde estudió arte dramático con José Antonio Rodríguez y Raúl Eguren.
Se estrenó como actriz profesional en 1998, para el conocido policíaco “Día y Noche”. En 2002 contó con el apoyo del reconocido compositor y cantante, Jorge Luis Rojas, “Rojitas”, para grabar el single “Tengo la vida” y estrenar el videoclip en el popular programa Piso 6.
Paralelamente, desarrolló trabajos como fotógrafa, locutora y modelo, que le permitieron participar en la VIII Bienal de La Habana, y ser la anfitriona de Mezcla en Radio Metropolitana.
De seguro, muchos la conocen también por la colaboración profesional junto a su madre y abuela (fallecida en 2017) en la peña “Peligrosamente juntas”, que tuvo lugar desde 2009 en el Museo de Artes Decorativas de La Habana. Tuvo tanto impacto esta combinación familiar que llegaron a presentarse durante una temporada en Miami.
A lo largo de varias décadas, Riffá ha compartido escenario con leyendas como Omara Portuondo, Huberal Herrera, Elena Burke, Los Zafiros, Luis Carbonell, Rosita Fornés o César Portillo de la Luz, y ha llevado su talento hasta Tailandia, España, Colombia, México y los Países Bajos.
Jessie, además de actriz y cantante, es madre de Diego y esposa del diseñador y bailarín Erick Castro. Actualmente, trabaja en marketing digital, pero sigue vinculada al mundo artístico, al igual que su madre, quien ahora vive en Estados Unidos.
“En el trabajo de relaciones públicas, es fundamental tener habilidades sociales y saber cómo comunicarse efectivamente con el público (…) Como actores, también debemos ser como psicólogos, ya que a menudo interpretamos personajes y debemos entender sus motivaciones y emociones para poder representarlos de manera auténtica. Esto también es aplicable en el trabajo de relaciones públicas”, dijo en una entrevista reciente con Cuba Actores.
Jessie Riffá, de 40 años, asegura que le encanta la oportunidad que le brinda la publicidad para ser más creativa y de expresarse a través de diferentes medios. “La creación es algo que me apasiona y disfruto trabajando en proyectos que me permiten explorar diferentes formas de expresión artística”, zanjó.
