Tras protestas en Cuba, «orientan» convertir hoteles en hospitales

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Una «medida» que se caía de la mata, exigida desde hace ya un buen tiempo, se tomó ayer, curiosamente, luego de que cientos de protestas estallaran en toda Cuba desde oriente hasta occidente. Me refiero a la de convertir -al menos temporalmente- los hoteles en hospitales. Por ahora en Matanzas.

Típica gestión del gobierno cubano… levantarle la válvula a la olla para liberar presión.

No es la primera vez que sucede. Los «más viejos» recordarán como Raúl Castro, tras su llegada al poder, tomó medidas urgentes para «concederle» al pueblo cubano una ridícula parte de sus reclamos. Reclamos que el pueblo cubano venía acumulando como frustraciones, pero que al hermano de Raúl -el difunto Fidel Castro- nunca le dio la gana de escuchar y conceder.

Alojamiento en hoteles, renta de autos, líneas de celulares… esa fue la migaja que soltó Raul Castro en marzo del año 2008, muy similar a esta que ahora les da Miguel Díaz-Canel a los «revolucionarios confundidos».

Que nadie se confunda, porque hasta Israel Rojas, cuando era más «provocativo», lo dijo un día: hay que sacarle presión a la caldera.

Utilizarán instalaciones turísticas (hoteles) para centros de aislamiento en Matanzas

Así lo anunciaba ayer la semper fidelis periodista oficialista cubana Bárbara Vasallo, la misma que el 16 de marzo del 2020 aseguró en otro artículo que «Varadero era un destino seguro contra el coronavirus», y par de semanas después tuvo que engavetar la nota cuando comenzaron a reportarse los primeros casos allí, en el principal balneario turístico de Cuba.

Desde entonces, a excepción del período en que toda la actividad turística se paralizó, Varadero y Cárdenas han estado en la primera línea de fuego contra el coronavirus. Ahora mismo, los contagiados con covid, sin dudas «autóctonos» que lo tomaron de los turistas rusos que se hospedan -en Varadero- son tantos, que los hospitales desde hace varias semanas están desbordados. Los enfermos, por lo tanto, están siendo enviados a sus casas. Las denuncias sobre las malas condiciones en los Centros de Aislamiento no cesan, pero a nadie, ni al ministro del Turismo, ni al Primer Ministro, ni a Miguel Díaz-Canel, se le ocurrió la idea -antes de las protestas del 11 de julio- utilizar esos cientos de hoteles que permanecen actualmente cerrados para contribuir a la mejor atención de los pacientes.

La medida llega, luego de cientos de reclamos y presiones, que explotaron ayer 11 de julio en distintas partes de Cuba. También en Cárdenas, donde personas muy descontentas voltearon autos policiales y apedrearon a las fuerzas del orden que intentaron contenerlos.

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Tan apresurada fue la decisión, que ni Mario Sabines Lorenzo, gobernador de Matanzas, sabe «cuáles serán los hoteles que se convertirán en centros para ingresar a pacientes positivos al virus SARS-Cov2»; aunque «afirmó que también se ampliarán capacidades para atender a pacientes pediátricos en esas instituciones».

Muy probablemente hoy en la anunciada intervención de Díaz-Canel en la TV cubana este lunes a las 9:00am, el mandamás cubano «oriente» el cese de las operaciones con turistas desde Rusia, un país cuyo porciento de vacunados hasta el 8 de julio era del 19%, según la web Statista.

En contraste, el condado de Miami-Dade, donde se concentra el mayor porciento de la comunidad cubana radicada en el exilio, el 62,7% de la población ha recibido al menos una dosis de vacunas contra la Covid-19. Pfizer o Moderna, principalmente.

Sin embargo, el gobierno de Cuba reguló la entrada de los llamados «cubanoamericanos» en una gran mayoría vacunados; y le franqueó todas las puertas a los turistas de Rusia. Bastaba exigir el carné de vacunado, pero Díaz-Canel no lo consideró pertinente.

Por el contrario, regularon hasta el número de maletas -equipaje- que se puede llevar a Cuba. Medida ampliamente impopular, que se suma sin dudas a las miles de razones que conspiraron ayer para que los cubanos dijeran BASTA y salieran a las calles.

Tal vez hoy Díaz-Canel anuncie que escuchó al soberano; que permitirá la entrada de la gente de Miami; que no exigirá aranceles a productos de primera necesidad; que abrirá puertos para el ingreso de embarcaciones con ayuda humanitaria a Cuba, y así garantizará que la olla no le explote en la cocina del Comité Central.

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