Después de 25 años frente a micrófonos y cámaras, el querido presentador cubano Frank Abel ha decidido hacer una pausa. No se trata de una simple vacación ni de un cambio de canal: es un retiro voluntario y profundo, nacido del cansancio emocional, las batallas judiciales y la urgencia de reencontrarse con su vida personal. Así lo anunció él mismo este viernes, al confirmar su salida del programa Destino Tolk y su retiro momentáneo de los medios de comunicación.
“Yo decidí tomarme un descanso”, confesó con franqueza en un mensaje que dejó poco espacio para la especulación. Frank, que recientemente salió del hospital, enfrenta ahora un proceso legal ante la corte de migración, además de lidiar con un tratamiento médico en curso. La presión ha sido tanta, que asegura no sentirse en condiciones de continuar grabando: “Mis nervios no me dan para venir a grabar con la preocupación que tengo”, dijo.
Lejos de cualquier conflicto con el equipo de trabajo, aclaró que su salida no fue impuesta ni sugerida por Destino Tolk. Al contrario, recibió el respaldo absoluto del colectivo que, según él, le ha dejado las puertas abiertas para regresar cuando esté listo. “Sé que existe la posibilidad de yo continuar haciendo un contenido desde lejos”, comentó con gratitud.
Pero no todo son sombras en este nuevo capítulo de su vida. Entre las razones que lo empujan a dar un paso al costado, también se encuentra una buena noticia: Frank Abel se casa. Su pareja, a quien describe como su “compañero de vida”, no reside en Florida, y juntos iniciarán una etapa que él mismo define como la vida sentimental que había dejado atrás. “Yo necesito a mi familia”, repitió, poniendo sobre la mesa la prioridad que ahora tienen los afectos sobre la fama.
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Este retiro, sin embargo, no es una despedida definitiva. “Yo me quiero retirar, soy yo el que quiere tomarse un tiempo… huir de las noticias malas que dan las personas malas, huir de la falsedad que provocan estas personas en los medios de comunicación”, afirmó con una mezcla de desahogo y determinación. El peso de los ataques y los rumores también ha hecho mella en su salud mental, algo que no ha querido disimular.
Desde las redes sociales del programa, sus compañeros salieron en su defensa con un mensaje lleno de empatía: “Algunos atacan tan fuerte a este hombre, de una manera tan cruel, sin piedad, que si supieran lo difícil que es sentirse depresivo, creo que lo pensarían antes de hacerlo… Esta es tu casa, Fran Abel. Si algún día sientes la paz mental que necesitas para seguir haciendo lo que te gusta, aquí las puertas están abiertas”.
La decisión de Frank Abel resuena con una fuerza particular entre quienes han seguido su carrera desde la isla o desde cualquier rincón de la diáspora. Porque en un mundo donde la apariencia muchas veces pesa más que la verdad, reconocer la necesidad de detenerse, sanar y priorizar el amor, es también un acto de valentía.





