El importante pintor y escultor cubano residente en Pinar del Río, Pedro Pablo Oliva, Premio Nacional de las Artes Plásticas en 2006, realizó el cuadro titulado irónicamente “El buen rey”, con técnica mixta sobre cartulina, donde un personaje grotesco concebido con el inconfundible estilo del creador, luce una corona y de su boca brota un globo de texto que contiene una también muy inconfundible frase: “La orden está dada”.
Estas palabras, que han marcado la gestión de Miguel Díaz-Canel Bermúdez desde el las multitudinarias protestas del 11J, libran de toda ambigüedad a la obra pictórica, aunque su protagonista no se parezca físicamente al mandatario, ya que Oliva no es un pintor realista ni un caricaturista. Pero su mensaje se aprecia nítido al añadir bien elocuentemente el texto.
Pedro Pablo, muy apreciado en el contexto artístico cubano no solo por su calidad creativa, sino por sus valores humanos, ha mantenido siempre una postura crítica respecto a la realidad cubana, a la par que ha apoyado mucho la gestión de los jóvenes creadores sobre todo en Pinar del Río.
Una de sus obras más célebres es el cuadro de gran formato “El gran apagón”, de 1994, considerado por muchos como el “Guernica cubano”, al compararlo con la pieza de Pablo Picasso. Esta obra fue concebida en los momentos más oscuros de los años 90 en Cuba, y no solo por los cortes de luz. En ese año sucedieron las protestas conocidas como “El Maleconazo” que tuvieron una reedición a escala nacional el 11J de 2021.
Ahora Oliva vuelve a aludir directamente al gobierno cubano y su máxima figura, quien en la tarde de ese día declaró la guerra entre cubanos, aunque las manifestaciones eran mayormente pacíficas, con algunas excepciones. Lo refleja como un reyecillo con aires de bufón y una corona que parece de papel.
Hace casi 11 años, el artista fue expulsado de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Pinar del Río en la que fungía como delegado, con el pretexto de una carta enviada a la periodista Yoani Sánchez y publicada en el blog de esta Generación Y, y una entrevista brindada a Edmundo García para su programa radial La tarde se mueve, de Miami.
El pasado año, Oliva comentó al medio ADN Cuba que esto “fue como quitarme una mordaza”, tras la que padeció la cancelación de exposiciones, la censura en los medios de comunicación oficiales, y el acoso de agentes de la seguridad del Estado, y publicó la declaración con que replicara a la comisión que lo enjuició entonces.
Afirmó en el documento que los artistas no acostumbran a quedarse “anclados en el terreno de lo que nos dicen, indagamos y vamos en busca de otra explicación del mundo con más libertades”, añadiendo que “no aceptamos dogmas y nos parece mucho más convincente un árbol repleto de flores que la demagogia de un funcionario. No dejamos nunca de explicarnos la realidad y de intentar transformarla”. El reciente cuadro “El buen rey” reafirma estas palabras.
