En los últimos días, varias campañas espontáneas en Facebook han activado una cadena de solidaridad a favor de familias cubanas en situaciones límite. Tres llamados – que no son los únicos -, surgidos en distintos puntos y con realidades diferentes, dan la medida de cómo las redes sociales se han convertido en puente entre la urgencia y quienes pueden tender la mano, dentro y fuera de la isla.
El primero tiene rostro de niña. Odette, cuatro años, “princesita guerrera”, como la llaman quienes la conocen, vive con hidrocefalia derivada y un tumor cerebral.
Ella y su madre, Yanetsy, perdieron todo en un incendio en su casa de Rancho Veloz, municipio de Corralillo, Villa Clara. La publicación que corre de muro en muro pide algo muy básico: colchones, un ventilador, ropa para una niña de esa edad y artículos elementales de hogar. No hay intermediarios, subraya el llamado: quien desee ayudar puede comunicarse directamente al +53 5 0908903.
La comunidad virtual que acompaña a Odette —grupos como Pequeños Guerreros y Arcos de Vida— se ha movilizado con lo que tiene: mensajes de aliento, promesas de apoyo y preguntas logísticas (“¿tienen Zelle?”, “¿cómo enviar?”) que revelan el intento por pasar de la empatía a la acción. En los comentarios se repiten las plegarias y el compromiso: “la ayudaremos”, “no están solos”, “devolvámosle un nuevo comienzo”.
Otro clamor llega desde Sancti Spíritus y corre con prisa: hace falta sangre.
Eduardo González, herido de gravedad tras ser atacado con un machete en su casa el pasado sábado, necesita donantes A positivo en el Banco Provincial de Sangre, frente a ETECSA, “mañana temprano”, según el mensaje que se comparte una y otra vez.
La indicación es concreta: acudir con el dato del paciente —“Eduardo González, cama 6, intensiva”— para que la donación quede asociada. La catarata de respuestas —“arriba, espirituanos”, “por favor, donar”, “que Dios lo sane”— alterna con la impotencia de quienes no pueden ir y con la angustia de quienes sienten que la violencia cotidiana está desbordando los nervios de las familias. Más allá del ruido, queda la urgencia que no admite demora: salvar a un joven que pelea por su vida.

El tercer pedido cruza el Atlántico y se organiza desde Madrid.
La activista cubana Masiel Rubio —conocida por impulsar durante la pandemia un “corredor humanitario” que logró enviar, maleta a maleta, 15 toneladas de insumos y medicinas— lanzó una campaña de cumpleaños para completar el pago de tres maletas con fármacos que deben salir en los próximos días.
Agradece a quienes ya han aportado —menciona a la periodista Annarella Grimal— y deja a mano varias vías para contribuir: Bizum 632181593; cuenta española IBAN ES92 2100 1721 2702 0020 5490 (BIC CAIXESBBXXX, CaixaBank); PayPal [email protected]; Zelle 7869060526.
Pide, eso sí, especificar en el concepto “Masiel Medicinas” para identificar los depósitos. En el hilo de su publicación, amigos y seguidores la felicitan por sus 40 y prometen “ponerle a la campaña”, recordándole que, cuando el Estado no llega, la sociedad civil se inventa caminos.
Los tres casos —el fuego que arrasó una casa en un pueblo villaclareño, un asalto violento que deja a un joven al borde, y la red de abasto cívico que intenta sortear el desabastecimiento— comparten un denominador: el recurso a las redes sociales como herramienta de emergencia.
En Cuba, donde los mecanismos formales de asistencia suelen ser lentos o insuficientes, Facebook y WhatsApp funcionan como tablón de anuncios, oficina de coordinación y, muchas veces, única ventanilla de esperanza. Hay una ética de la proximidad que se activa: quien no tiene dinero ofrece transporte; quien no puede donar sangre replica la convocatoria; quien no posee colchones pregunta por tallas de ropa; quien vive fuera enciende la cadena de remesas o compra en línea.
También asoman los desafíos de esta solidaridad digital: verificar cuentas y destinatarios, organizar la logística de envíos, proteger datos personales y, sobre todo, sostener la ayuda en el tiempo más allá del primer impulso emocional. Pero incluso con esas alertas, la foto de este fin de semana es la de una comunidad dispersa que se niega a la indiferencia. Odette necesita dormir sobre un colchón y respirar un cuarto fresco; Eduardo necesita sangre A+ para seguir peleando; y las maletas de Masiel, cargadas de medicamentos, necesitan despegar.
Queda dicho, por si alguien puede y no sabe cómo: para la familia de Rancho Veloz, el número directo es +53 5 0908903. Para Eduardo González, el Banco Provincial de Sangre de Sancti Spíritus recibe donantes A+ con su nombre y localización hospitalaria. Para apoyar la campaña de medicinas desde el exterior, están habilitados Bizum 632181593, IBAN ES92 2100 1721 2702 0020 5490 (BIC CAIXESBBXXX), PayPal [email protected] y Zelle 7869060526, con el concepto “Masiel Medicinas”. A veces, ayudar empieza por compartir; otras, por aparecer temprano ante una ventanilla. En todos los casos, por no mirar a un lado.





