La teleserie Pálpito estrenada por Netflix hace apenas una semana ya se ubica en el top 10 de los programas más vistos de esa plataforma y en el primer lugar en casi 20 países como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, México, y hasta en Estados Unidos y Canadá. Más de 68 millones de visualizaciones completan su éxito mediático, pero la crítica no parece apoyar semejante acontecimiento.
La actriz cubana Jacqueline Arenal, quien forma parte de la nómina se mostró “muy, pero muy emocionada con esta noticia: nuestra serie de Netflix se ha declarado como la más vista de habla no inglesa a nivel global en su primera semana de estreno”. Arenal es una de las estrellas que conforman las actuaciones secundarias, pero la oportunidad de trabajar en esta producción, dijo, significó un momento espacial para su carrera.
No obstante, numerosos medios de prensa se cuestionan las intenciones de la plataforma de streaming con la transmisión de Pálpito, debido a que la consideran un pretexto para idealizar el tráfico de órganos. No han sido pocos los expertos que se han dedicado a remarcar los puntos fuertes de la serie, como el hecho de acudir a estrellas de casi todos los países de América Latina, como la propia cubana, o los famosos Ana Lucía Domínguez, Michel Brown y Sebastián Martínez, quienes conforman la tríada protagónica; pero otros tantos detalles oscuros han venido opacando su éxito.
Si bien es cierto que críticos y televidentes han aplaudido la idea de contar una historia de amor de manera diferente a lo que dictan los estándares de las típicas series o novelas rosas que tanto público atrae, también le han enumerado detalles de discriminatorios hacia los mexicanos, quienes conforman la parte ilegal en la historia y hasta solapados toques de aceptada violencia hacia las mujeres.
Pálpito narra la historia de amor que logra desencadenar todo un grupo de sucesos e intrigas relacionadas con el tráfico de órganos humanos. Y ahí, precisamente está el punto que más criticado de la exitosa serie colombiana. Aun cuando el propio presidente de esa nación, Iván Duque, dedicó un tuit para felicitar a sus actores y personal de producción, muchos expertos creen que es impensable el tono romántico y sutil con el cual se muestra al tráfico de órganos y el hecho de que llegue a considerarse como una opción, siempre que este mediando el amor y las buenas causas justifiquen el delito.
La donación de órganos es permitida y necesaria, pero el tráfico implica asesinatos, como los que tienen lugar en la trama y que según los expertos encuentran una manera solapada de presentarla a los televidentes como una alternativa. En la serie, la mujer de un millonario está a punto de morir y el esposo, desesperado, paga una fortuna para hallarle un corazón. El órgano vital le resulta arrebatado a una joven, cuyo esposo promete vengar su asesinato, pero acaba enamorándose de la persona que porta el órgano donado.
Por el momento, y al margen de las críticas, tanto actores como personal de producción festejan el inesperado triunfo de la serie y no se detienen a pensar en los puntos flacos y criticables por la crítica, sino en la futura preparación de una segunda temporada, en la cual quizás puedan ser tomadas en cuenta las sugerencias sobre cómo tratar un tema tan delicado y encontrar una forma de marcar mejor la diferencia entre donación y tráfico de órganos.
