El Museo Olímpico del Comité Olímpico Internacional presentó este martes en Lausana, Suiza, los más de 200 objetos donados en su mayoría por los atletas en los Juegos Olímpicos de París y entre ellos figuran los zapatos del legendario luchador pentacampeón olímpico cubano Mijaín López.
Directivos de esta instalación dijeron que además del «trofeo» entregado por el histórico deportista oriundo de Pinar del Río, destacaban otras donaciones de medallistas olímpicos de oro en París incluidas la raqueta de Novak Djokovic, el leotardo de la gimnasta brasileña Rebeca Andrade , el balón de la final de basketball varonil firmado por el equipo campeón de EE.UU, el atuendo de la velocista de Santa Lucía, Julien Alfred y el chaleco de la maratonista neerlandesa de origen etiope Sifan Hassan.
Desde los Juegos Olímpicos de 1984, el Museo Olímpico adquiere los objetos directamente en el lugar. En París, tres personas fueron contratadas a tiempo completo para atender a los atletas en los estadios, hoteles o en la Villa Olímpica. «En el caso de Novak Djokovic, por ejemplo, tuvimos que esperar varias horas fuera de su vestuario después de la final hasta que pudimos recoger su raqueta», explicó el martes Yasmin Meichtry, directora adjunta del museo, durante la presentación de una selección de los «trofeos» recogidos.
La imagen de las zapatillas de Mijaín López centró la atención mundial cuando en la noche parisina el gigante de ébano se las quitó, las besó y las colocó en el centro del tapiz del Campo de Marte Arena como señal de despedida tras ganar su quinto oro olímpico sucesivo.
En ese instante mucha gente se preocupó por la suerte de los famosos botines con tanta gente en el auditorio y seguramente entre la muchedumbre más de un «cazamedallas» de los que han comprado «metales preciosos» cubanos para después quintuplicar sus precios en subastas de objetos olímpicos.
Esos zapatos de López podrían haber ido a parar a un muy buen precio a manos de algún coleccionista privado en medio de la «fiebre» de ventas de medallas olímpicas cubanas destapada en los últimos años, sin embargo el deportista cubano optó por la donación al Museo Olímpico. En agosto pasado el periodista deportivo cubano Miguel Hernández publicó en sus redes sociales declaraciones de un experto del Museo Olímpico del COI en las que se especulaba sobre la posibilidad de que las célebres botas de López, que cumplió 42 años ese mes, podrían formar parte de la muestra olímpica. Y ya la probabilidad se hizo realidad.
«Hasta donde sepamos, estos serían los únicos equipamientos deportivos cubanos que recibiría el Museo de los Juegos Olímpicos de París» dijo entonces Filippo Coppola, del Departamento de Patrimonio de esa institución , y registrador de las colecciones olímpicas conformadas por donaciones de deportistas y otros representantes del mundo deportivo y olímpico.
Alrededor de 50 aportaciones al recinto de Lausana han realizado atletas cubanos a partir de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
Entre los artículos -que excluyen preseas olímpicas- se encuentran aportaciones de varios campeones olímpicos como Mireya Luis (voleibol), los boxeadores Félix Savón, Julio César la Cruz, Arlén López, Andy Cruz, Jorge Gutiérrez,Roniel Iglesias, el saltador Javier Sotomayor, la discóbola Maritza Martén las selecciones de béisbol y voleibol femenino, los canoístas Sergei Torres y Fernando Dayán y los luchadores Alejandro Puerto, Ismael Borrero y el propio Mijaín López.
Algunos de los donantes rompieron con el sistema deportivo de la Isla y emigraron como los casos de Leydi Laura (oro en pentatlón moderno en Singapur 2010), Borrero, Cruz y Dayán, establecidos en Estados Unidos, y el voleibolista Wilfredo León (Singapur 2010) naturalizado polaco, y que llevó a su nueva nación a una final olímpica por primera vez luego de Montreal 76.
En total, el Museo Olímpico de Lausana alberga más de 90.000 objetos que cuentan 120 años de historia del movimiento olímpico. Aproximadamente 1.500 de ellos se exhiben actualmente en la exposición permanente.