Un grupo de veintidós miembros de la Iglesia Luterana de Calmar, Iowa, Estados Unidos, realizó un viaje misionero a Cuba del 21 al 30 de julio con el propósito de «apoyar a la población cubana».
El «apoyo» se limitó a trabajar en «diversas actividades», así como «ayudar en una granja de la iglesia, distribuir alimentos y suministros, y colaborar con niños discapacitados y ancianos en instalaciones de cuidado diurno.»
Según señalaron, el viaje reveló las necesidades y desafíos que enfrenta la población cubana, que no son pocas. Entre las cosas que más les impactó reseñaron que la mayoría de las personas en Cuba no poseen automóviles y dependen de medios de transporte como scooters eléctricos, bicicletas, carros tirados por caballos, autobuses o caminando.
Las condiciones en Cuba son tan desafiantes, con un racionamiento mensual de alimentos proporcionado por el gobierno, con salarios bajos y un alto desempleo, que lo poco que brindaron los misioneros tuvo un impacto positivo entre la gente que, dice el grupo, los impresionó «por la felicidad y hospitalidad».
La isla enfrenta dificultades económicas considerables, y el país depende del turismo para los ingresos.
La nota destaca que el grupo de misioneros enfrentó «restricciones y dificultades», aunque se sintió agradecido por la oportunidad de apoyar a los cubanos.
Los misioneros luteranos estuvieron en La Habana, y Santa Marta, Matanzas.
Religiosos de Estados Unidos han expresado en el pasado su apoyo a Cuba, especialmente en oposición al embargo impuesto por Estados Unidos y los impactos negativos que este ha tenido en la isla.
Representantes de la Iglesia Evangélica Luterana de América y los Ministerios Globales de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) han manifestado su solidaridad con el pueblo cubano, pero se trata de un sector sin peso político dentro de los Estados Unidos; además que se trata de un sector que no suele comprometerse de manera firme con la falta de libertades políticas, democráticas y de derechos humanos en la isla.
La mayoría de las delegaciones de este tipo que llegan a la isla, procedentes de los Estados Unidos, se limitan a «apoyar» al pueblo cubano, en la entrega de medicamentos y medicinas, pero no son grupos de misioneros que suelen criticar y hacer pulseo con el gobierno para que conceda libertades al pueblo cubano.
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