La justicia federal de Estados Unidos cerró este miércoles uno de los capítulos más delicados del caso Matthew Perry. El doctor Salvador Plasencia, de 44 años, fue condenado a 30 meses de prisión por suministrar ilegalmente ketamina al actor de Friends en los meses previos a su muerte, ocurrida en octubre de 2023 en su casa de Los Ángeles, donde fue hallado sin vida en el jacuzzi.
Plasencia, que dirigía una clínica en Calabasas y se presentaba como especialista en terapias de bienestar, se había declarado culpable de cuatro cargos federales de distribución de ketamina. Según la fiscalía, lejos de limitarse a un tratamiento supervisado para la depresión y la ansiedad —como alegaba la defensa—, el médico entregó al actor grandes cantidades del anestésico, cobrando en efectivo y fuera de los protocolos médicos, alimentando una adicción que el propio Perry había narrado en sus memorias, señala el Departmento de Justicia de los Estados Unidos en su comunicado.
El juez Sherilyn Peace Garnett impuso, además de los 30 meses de cárcel, dos años de libertad supervisada y una multa de 5.600 dólares, y ordenó el ingreso inmediato de Plasencia en prisión. El médico ya había renunciado a su licencia en California en septiembre de 2025, tras reconocer su responsabilidad. En la audiencia, se dirigió a la familia del actor: “Lo siento muchísimo”, dijo, según relataron medios como The New York Times y ABC News.
Perry, de 54 años, estaba recibiendo infusiones de ketamina como parte de un tratamiento autorizado para la depresión, pero la investigación reveló que, paralelamente, obtenía dosis adicionales a través de una red de proveedores. En total, cinco personas fueron acusadas: dos médicos, su asistente personal y dos distribuidores, entre ellos Jasveen Sangha, apodada la “Ketamine Queen” en los documentos judiciales. Plasencia es el primero en recibir sentencia; el resto espera sus audiencias en los próximos meses.
Para la fiscalía, el caso ilustra cómo la frontera entre terapia y abuso puede desdibujarse cuando profesionales médicos anteponen el beneficio económico a la salud de sus pacientes, especialmente en contextos de alta visibilidad mediática. La familia de Perry, en cartas remitidas al tribunal, subrayó que el actor llevaba años luchando por mantenerse sobrio y que fue traicionado por quienes debían protegerlo, indica por su parte The Washington Post.
La sentencia no devuelve la vida al intérprete de Chandler Bing, pero envía un mensaje claro a la industria de las clínicas de bienestar y a los médicos que operan en sus márgenes: la responsabilidad penal no desaparece detrás de una bata blanca.
