En el municipio de Martí, en Matanzas, se celebró con entusiasmo la próxima entrada en funcionamiento de cinco ómnibus Yutong traídos desde China que operarán gracias al biometano, un gas refinado producido localmente a partir de desechos porcinos. Aunque la noticia fue recibida oficialmente como un avance hacia la sostenibilidad energética, también generó una oleada de comentarios críticos que reflejan las tensiones cotidianas que viven los cubanos con respecto al transporte y la priorización de recursos.
El proyecto, respaldado por el PNUD y la Unión Europea, con fondos por valor de 33 millones de pesos (cinco millones en euros), forma parte de la iniciativa “Acción Global para el Cambio Climático” que impulsa el Ministerio de Economía y Planificación. Según sus responsables, busca convertir a Martí en un municipio “carbón neutro”, utilizando el gas producido por biodigestores instalados en granjas del territorio. Este gas es refinado y comprimido para alimentar los motores de los ómnibus, que conectarán los principales consejos populares con hospitales en Colón, Cárdenas y Matanzas.
La innovación ha sido presentada como un modelo de desarrollo “limpio” y “autónomo”. Según el intendente Geovanny Castanedo, también se han asfaltado más de 13 kilómetros de vías, lo que permitió resolver 17 planteamientos del plan económico local. “Esto es soberanía energética”, insistió la coordinadora del proyecto, Sobeida Reyes.
Sin embargo, la recepción popular no fue unánime. Mientras algunos usuarios celebraron la noticia con ironía —“¡Al fin vamos a darle la sede del 26!”— otros cuestionaron la lógica del experimento. “¿Y por qué no se garantiza gas para cocinar primero?”, se preguntaron varios. También hubo burlas: “Funcionarán con mierda”, escribió un comentarista, mientras otro temía que los vehículos terminaran arrendados a precios impagables por los asalariados locales.
Preocupaciones prácticas tampoco faltaron: “¿Quién garantiza el metano?”, “¿Qué pasa si la planta falla como la bioeléctrica de Ciro Redondo?”, o “¿Por qué Martí y no Matanzas ciudad?”, fueron preguntas frecuentes entre los internautas. En paralelo, voces desde municipios cercanos como Unión de Reyes y Cárdenas lamentaban que, mientras se experimenta en Martí, otras localidades siguen sin un solo ómnibus estatal para llevar enfermos a consultas médicas.
La experiencia con los ómnibus biometano será, sin duda, una prueba de fuego. Si funciona, podría ser replicada. Si fracasa, será solo otro episodio más en la larga historia de anuncios rimbombantes que se diluyen en el humo de lo insostenible.
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