Leinier Domínguez volvió a hacer una de esas actuaciones que no necesitan estridencia para pesar. En Doha, en el Mundial de partidas rápidas 2025 de la FIDE, el gran maestro cerró el torneo sin derrotas y se metió en el grupo de arriba con una tarjeta limpia: seis victorias, siete tablas y 9,5 puntos de 13 posibles, rendimiento que lo dejó quinto en la clasificación final, a un punto del campeón. En la fotografía final, Vladislav Artemiev y Arjun Erigaisi terminaron también con 9,5 puntos, pero el desempate los ordenó por delante de Domínguez en el podio, mientras el grupo perseguidor se apretaba con varios nombres de élite alrededor del mismo puntaje, señala el portal Chess.com.
El campeonato, sin embargo, tuvo un dueño claro. Magnus Carlsen remató con 10,5/13 y volvió a ponerse la corona de rápidas, su sexta en esta modalidad, confirmando una rutina que parece imposible en un formato tan corto y tan apretado.
Lo interesante, en clave cubana, no fue solo el lugar alcanzado, sino la forma en el que lo logró: invicto. Mientras Carlsen administraba el final con el pragmatismo de quien sabe cuánto vale medio punto, la lectura que queda para Domínguez es la de un ajedrez de control, de no conceder, de sumar sin regalarse. En medios cubanos y del exilio, el dato de haber quedado invicto se convirtió en titular porque es una rareza en un Mundial de rápidas: un torneo que suele castigar incluso a los más sólidos con una sola mala tarde.
Domínguez fue uno de los dos únicos jugadores dentro del top cinco que atravesó las 13 rondas sin caer, y cerró con un golpe final que también dice mucho del torneo: en la última ronda venció al prodigio turco Yağız Kaan Erdoğmuş, uno de los grandes protagonistas del evento, y se aseguró terminar arriba, invicto y con sensación de cierre fuerte.
La partida de gran emotividad puede ser vista aquí
En la rama femenina, el cierre fue mucho más dramático: Aleksandra Goryachkina terminó levantando el título tras imponerse en desempates a Zhu Jiner, en un torneo que llegó a la última ronda con el liderato enredado y márgenes mínimos. Y, sin descanso, el calendario siguió: el Mundial de blitz arrancó al día siguiente, 29 de diciembre, con un formato todavía más salvaje, donde el tiempo empuja y el error se paga más rápido.
