El reconocido escritor y maestro de varias generaciones de intelectuales cubanos, Eduardo Heras León, falleció la víspera del jueves a los 83 años de edad en La Habana, informaron fuentes cercanas al académico en redes sociales.
“Mi maestro, Eduardo Heras León, el ‘Chino’ querido, el amor de Ivonne, el padre de tantos y tantos escritores, se acaba de ir a sembrar el acero de nuevas historias en otro mundo mejor. Yo no tengo palabras. Yo no puedo dormir”, dijo en Facebook la dramaturga, narradora y poeta Elaine Vilar Madruga.
El gremio de las letras cubanas ha dedicado desde esta madrugada decenas de mensajes de despedida al autor, quien fue merecedor en vida del Premio Nacional de Edición 2001 y el Premio Nacional de Literatura 2014.
“Eduardo Heras León deja una obra narrativa muy honda y un ejemplo de generosidad, entrega y sentido ético. Su vida y obra tienen las huellas de momentos peculiares y difíciles, pero sobre todo la luz de la fidelidad y el amor a su Cuba”, destacó el historiador y abogado Ventura Carballido Pupo.
Con una admirable trayectoria como literato, pedagogo y cultivador de la cultura, a Heras León se le conoce por haber fundado el Taller de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en 1998, que hoy se conoce como Centro de Formación Literaria.
“Luz en el viaje, Eduardo Heras León, legiones de escritores te despiden y te recordarán siempre, maestro…”, escribió en su perfil de Facebook el doctor y profesor en psicología Danny Echerri Garcés.
Nacido en La Habana el 5 de agosto de 1940, Heras León quedó huérfano de padre con 12 años y tuvo que comenzar a trabajar como limpiabotas, vendedor de periódicos y billetes de lotería, limpiador de portales y otros oficios similares.
Sin embargo, desde aquel mismo momento se abría camino en las letras con su primer galardón literario, que obtuvo en un concurso sobre “Martí y los niños”, convocado por la Asociación de Maestras Católicas, en el que participaron todas las escuelas primarias superiores de La Habana.
En 1953 ingresó en la Escuela Normal para Maestros de La Habana, donde terminó sus estudios de magisterio cinco años más tarde. También se licenció en Periodismo y en Filología por la Universidad de La Habana.
Heras sufrió en carne propia la censura y la exclusion a partir de la publicación La guerra tuvo seis nombres (Premio David, 1968) y Los pasos en la hierba (Mención Casa de las Américas, 1970), con los que superó la rigidez de los patrones del realismo socialista impuesto durante esos años por el gobierno cubano.
Antes de fallecer, fungía como Vicepresidente Primero de la Asociación de Escritores de la UNEAC. Entre la larga fila de reconocimientos que recibió se encuentran el Premio David 1968 por el libro de cuentos “La guerra tuvo seis nombres”; Premio Nacional de Literatura de Colombia; Hijo Adoptivo de la Ciudad de Matanzas (marzo 2019); y el Premio Internacional Casa del Teatro de Santo Domingo.
