La tragedia volvió a golpear a una familia cubana. Leysi Liettis Cascaret Casero, de 22 años y recién convertida en madre, fue asesinada por su pareja y padre de su hija de apenas mes y medio de nacida, en el poblado de El Manguito, en Songo La Maya, Santiago de Cuba.

Según testigos que ofrecieron declaraciones a Cubanet Noticias, Gustavo Ortiz Velázquez, presunto agresor, golpeó y estranguló a Leysi durante la tarde del 7 de junio. Posteriormente, intentó aparentar un intento de auxilio trasladándola al policlínico local, pero la joven ya había fallecido. La autopsia reveló múltiples signos de violencia.
El caso fue denunciado en redes por familiares de la víctima, quienes exigen justicia y acusan a la policía de intentar proteger al agresor. Vecinos también relataron que se oían los gritos desesperados de la bebé mientras ocurría el crimen.
Con su muerte, ya suman al menos 17 feminicidios en lo que va de 2025 en Cuba. Este sería el número que, en caso de ser confirmado el hecho como feminicidio, quedaría asentado en los registros independientes de plataformas como YoSíTeCreo y el Observatorio de Género de Alas Tensas. En 2024, fueron 56 las cubanas víctimas de feminicidios en la isla.
Violencia de género en Cuba: tres mujeres atacadas en junio, dos fueron asesinadas
Junio ha sido un mes negro para las mujeres en Cuba. Tres casos de violencia extrema, ocurridos en distintos puntos del país, han sacado a la luz la brutal realidad que viven muchas cubanas. Dos de ellas, jóvenes madres, fueron asesinadas por sus parejas. Una tercera lucha por sobrevivir tras un intento de feminicidio que casi la deja sin vida.
Al caso reciente de Cascaret Casero se une el ocurrido unos días antes, el 13 de junio, en el municipio Niquero, en la provincia Granma, cuando Gretel Matos, de 33 años y madre de dos niñas, fue apuñalada en plena vía pública por su expareja, Didier Almagro. Según testimonios, él ya había amenazado con matarla tras ella negarse a retomar la relación. Al día siguiente, el agresor fue hallado ahorcado en Bartolomé Masó.
A ambas muertes se une el hecho reciente de Yiseily Aguilar, de 23 años, quien fue golpeada brutalmente por su pareja en Cárdenas, Matanzas donde reside, en lo que ha sido definido como un intento de feminicidio. Aguilar es oriunda del poblado de Camalote, en el municipio camagüeyano de Nuevitas.
Según reportó La Hora de Cuba, su madre intentó salvarla en el mismo momento en que estaban ocurriendo los hechos, pero el agresor huyó con ella y su hijo menor en un coche de caballo.
Pretendía abandonarla en la costa cuando fue interceptado por vecinos. Aguilar fue ingresada en estado crítico con fractura de mandíbula y pérdida de dientes. No puede hablar ni comer. El agresor, por su parte, ya fue detenido, y según la página oficialista Con Todos la Victoria, es un hombre con un «estruendoso historial delictivo», pero increíblemente se encontraba en libertad.
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No es la primera vez que el nombre del poblado de Camalote aparece vinculado a crímenes de violencia machista en Cuba. En febrero de 2023, Leidy Bacallao, una adolescente de apenas 16 años, oriunda también de esa localidad, fue asesinada en una estación de policía por su expareja, que había sido citado por las autoridades tras una denuncia por violencia. El hecho conmocionó al país no solo por la crudeza del crimen, sino porque ocurrió bajo custodia estatal, en un espacio que debía proteger a la víctima.
El caso de Leidy Bacallao marcó un precedente oscuro: ni siquiera en un entorno controlado, y con la presencia de agentes del orden, se logró evitar su feminicidio. Hoy, con Yiseily Aguilar luchando por su vida en una cama de hospital, Camalote vuelve a ser símbolo del abandono institucional y de la repetición de un patrón donde la protección nunca llega a tiempo.
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Todos estos hechos exponen una crisis de violencia machista que sigue cobrando vidas en Cuba. Hasta mediados de junio, las plataformas Yo Sí Te Creo en Cuba y el Observatorio de Género de Alas Tensas contabilizaban al menos 16 feminicidios en lo que va de 2025, tras el asesinato de Gretel Matos.
A pesar de estas cifras alarmantes, el feminicidio no está tipificado como delito en el Código Penal cubano. La falta de legislación específica, mecanismos preventivos y refugios para víctimas perpetúa la impunidad.
La ausencia de una Ley Integral contra la Violencia de Género en Cuba sigue siendo motivo de denuncia constante por parte de activistas, quienes señalan que el Estado no solo sigue sin tomar medidas reales, sino que tampoco proporciona herramientas efectivas para prevenir estos crímenes ni para proteger a las víctimas mientras las mujeres mueren o quedan marcadas para siempre. La impunidad y el abandono institucional continúan marcando el panorama de la violencia machista en la isla.
Cada caso representa una vida truncada y una advertencia que se repite sin que las autoridades escuchen. Mientras el gobierno minimiza o silencia estas tragedias, los agresores actúan con una impunidad que ya se ha vuelto rutina.





