CNN y su corresponsal en La Habana, Patrick Oppmann, documentaron en exclusiva la llegada a Cuba de un vuelo de ICE con 161 cubanos deportados la pasada semana , el mayor contingente recibido hasta ahora, signo del giro de la administración Trump frente al tratamiento históricamente preferencial a los migrantes cubanos.
noticia relacionada: Otro vuelo de deportación llega a La Habana y la gente se pregunta: ¿cuándo viajan «Veguita» y la jueza Melody?
Las imágenes muestran a los repatriados bajando esposados del avión y siendo procesados en una terminal del aeropuerto José Martí antes de su reinserción, según explicó la teniente coronel Lourdes Gil Robaina, de Inmigración cubana.
El caso que concentra más conmoción es el de Yudierquis Reyes Merino: fue deportada sin su hija de dos años, nacida en EE. UU., a quien —según le dijeron— no podían sacar del país por ser ciudadana estadounidense.
Detenida en Nebraska durante un “check-in” migratorio, Reyes aceptó la expulsión tras semanas en centros de detención con la condición de viajar con la niña, pero fue subida al avión sola.
Un funcionario del DHS, en respuesta a CNN, la calificó de “criminal illegal alien” y la vinculó con “child abuse”. Sin embargo, una revisión de antecedentes hecha por CNN no halló condena por ese delito: el cargo de “abuso infantil intencional sin lesión” fue desestimado cuando Reyes se declaró “no contendiente” por una agresión de segundo grado que derivó en libertad condicional. El padre de la menor, Miguel Camacho, dijo a CNN que es residente —no ciudadano, como sostuvo DHS— y que pidió que la niña permaneciera con él en EE. UU. por “peligroso” el regreso a Cuba.
Otra repatriada, Tania Carbonell Cruz, contó a CNN que dejó en Texas a sus tres hijos adultos, que sí lograron residencia, y aceptó la deportación para evitar una detención prolongada. Varios retornados mostraron marcas de las esposas y describieron semanas “deshumanizantes” en centros de ICE.
El gobierno cubano sigue recibiendo vuelos mensuales aun en medio del endurecimiento de sanciones, mientras un funcionario de la Cancillería, Alejandro García del Toro, dijo a CNN que el problema deriva de décadas en que EE. UU. “usó el factor migratorio como arma política” y ahora “cambió toda la política”.
Si el plan de deportaciones avanza, advierte CNN, aumentarán separaciones familiares como la de Reyes, quien, ya en casa de familiares y sin vivienda —la vendió para financiar su viaje—, aseguró que volverá a cruzar el continente para reunirse con su hija.
“A Trump le quedan tres años; yo tengo el resto de mi vida”, expresó.





