«Los cubanos se perdieron la libertad y la modernidad que más tarde pudo disfrutar España», sentenció Ana María Solís Smith, descendiente de los fundadores de El Encanto, la icónica tienda por departamentos de La Habana. En una entrevista con el escritor William Navarrete, publicada en Cubanet Noticias, Ana María compartió recuerdos de una Cuba próspera y cosmopolita que desapareció con la mal llamada Revolución de 1959.
El Encanto, fundada en 1888 por Bernardo y José Solís, no solo era un emporio comercial, sino también un símbolo del avance y la modernidad en la región. La tienda introdujo innovaciones que rivalizaban con los grandes almacenes europeos y estadounidenses, como escaleras mecánicas, aire acondicionado perfumado y servicios exclusivos.
“Era una experiencia única, desde las campañas publicitarias hasta los escaparates que cambiaban de tonalidad cada semana”, explicó Solís Smith.
El incendio intencional que destruyó El Encanto en 1961 marcó el ocaso de un legado. La empresa, junto con otras propiedades de la familia, fue confiscada por el régimen castrista bajo la ley de Reforma Urbana. Según Solís Smith, su familia vivió la transformación de Cuba en una sociedad donde la opulencia y el emprendimiento fueron sustituidos por el racionamiento y la represión.
La heredera recordó también el impacto que tuvo la salida al exilio.
«Nos encontramos con una España que todavía estaba muy atrasada en comparación con la Cuba que dejamos atrás. No había lavadoras, ni refrigeradores, y abrir una cuenta bancaria requería el permiso del esposo», rememoró. A pesar de las dificultades iniciales, los Solís lograron reconstruir sus vidas, apoyados por las acciones que poseían en Galerías Preciados y otros negocios en España.
Ana María regresó a Cuba por primera vez en 1998, encontrando un país irreconocible. Del «Encanto» que era, lo que se encontró fue un desastre.
“Todo estaba en ruinas, excepto la casa familiar en Calzada, mantenida por la UNESCO”, señaló.
Su experiencia, junto con los recuerdos de una Cuba que una vez lideró en progreso y modernidad, resalta lo que ella considera la mayor pérdida tras la Revolución: “la libertad para emprender y la posibilidad de vivir en una sociedad verdaderamente moderna”.
Esta entrevista no solo arroja luz sobre el declive de una nación, sino que también ofrece un testimonio de resiliencia y nostalgia por un pasado que, aunque lejano, sigue vivo en la memoria de quienes lo vivieron.
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