George Clooney lo ha vuelto a decir, y no, no es una broma: tras más de una década de matrimonio, él y su esposa Amal aún no han tenido ni una sola discusión. ¡Ni una! ¿Increíble? Sí. ¿Envidiable? También.
Durante una reciente entrevista en CBS Mornings, donde el actor promocionaba su debut en Broadway con Good Night, and Good Luck, fue inevitable que le preguntaran nuevamente por el secreto detrás de esa unión tan… zen. Su respuesta: “Seguimos sin encontrar algo por lo que discutir. Lo estamos intentando”. ¡Qué esfuerzo tan admirable!
George, de 63 años, no escatimó en elogios hacia Amal, abogada de derechos humanos y madre de sus mellizos, Ella y Alexander, de casi ocho años. “Me siento como si me hubiera sacado la lotería. No hay un solo día en que no piense que soy el hombre más afortunado del mundo”, declaró. Y si suena exagerado, él mismo se ríe de lo inverosímil que puede parecer.
La pareja, que se casó en 2014 en una ceremonia de película en Venecia, lleva ya más de diez años compartiendo vida, casa y hasta alfombras rojas, sin que aparezca el más mínimo desacuerdo. En 2022 ya lo habían dicho, y ahora, en 2025, siguen igual: sin peleas. Ni por la cena, ni por los niños, ni por el mando de la tele. Nada.
“Es algo que desconcierta a muchos”, dijo Amal en una entrevista anterior. “Tengo un primo que, cada vez que nos ve, su primera pregunta es: ‘¿Ya discutieron?’ antes incluso de decirnos hola”. Pues parece que el primo tendrá que seguir esperando.
En tono más personal, bromeó sobre su cabello teñido, que desconcierta a sus hijos y divierte a Amal. “Nada te hace ver más viejo que teñirte el pelo a los 63”, soltó entre risas. Sobre los mellizos, contó que ya ven las noticias (aunque aún no entienden mucho) y que lo ven como alguien que “va a charlar en la tele”. En resumen: una familia que funciona entre risas, ternura y cero discusiones.
George incluso reflexionó sobre cómo alguna vez prometió no casarse ni tener hijos. “Mira lo que me pasó”, dijo con una sonrisa. “Amal cambió todo eso. Tener esta familia con ella ha sido lo más fácil y lo más hermoso que me ha pasado”.
Los Clooney, con sus múltiples residencias, sus proyectos profesionales y su notoria falta de estrés doméstico, se han convertido en ese unicornio marital que todos miran con asombro… y quizás algo de escepticismo. Porque vamos, ¿ni siquiera una peleíta por quién olvidó comprar el pan?
Quizás no exista una fórmula mágica, pero si la hay, George y Amal parecen haberla encontrado. Y mientras tanto, el resto del mundo solo puede observar y preguntarse: ¿será posible vivir con alguien sin jamás levantar la voz?
La parte seria de la entrevista
Más allá de las confesiones sobre su vida familiar, Clooney dedicó una buena parte de la charla a temas profundamente políticos y sociales. Su obra en Broadway revive el enfrentamiento entre el periodista Edward R. Murrow y el senador Joseph McCarthy, y según el actor, sigue siendo tan relevante hoy como lo fue en los años 50.
“Es una historia sobre decir la verdad, cueste lo que cueste”, señaló. “Murrow y su equipo perdieron sus programas por enfrentarse al poder, pero sabían que era lo correcto. Se trata de nosotros, los estadounidenses, en nuestro mejor momento: valientes, íntegros, sin miedo”.
Clooney explicó que la obra culmina con una poderosa secuencia audiovisual que muestra la evolución de la televisión: desde momentos icónicos como la llegada del hombre a la Luna y discursos de Martin Luther King, hasta el auge del entretenimiento cruel y superficial, marcado por figuras como Jerry Springer. “Pasamos de informarnos a reírnos de los demás. Y eso, para mí, también se ha colado en la política actual”, advirtió.
Para el actor, el periodismo sigue siendo el último bastión cuando fallan los demás poderes del Estado. “Si el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial fracasan, la prensa tiene que triunfar. Tiene que hacerlo”, insistió.
También le dedicó su pedacito de tiempo —con tono relajado pero firme— a sus roces con figuras de alto perfil como Donald Trump y Elon Musk. “No me interesa agradarle al presidente ni a ningún magnate. Mi trabajo es decir la verdad cuando tengo la oportunidad”, afirmó. El actor ya ha sido blanco de críticas públicas por sus posturas, pero no parece inmutarse: “Es su derecho criticar, y el mío decir lo contrario”.
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