La mañana del sábado se confirmó el fallecimiento de Sania Casanova, hija del célebre pelotero cubano Luis Giraldo Casanova, a los 41 años, luego de una prolongada lucha contra el cáncer. La noticia, que conmociona tanto al deporte como a la sociedad pinareña, fue confirmada por allegados a la familia, quienes habían informado el viernes sobre el deterioro de su estado de salud.
El deceso se produjo a las 7:30 a.m. en el Hospital Provincial Abel Santamaría, en la ciudad de Pinar del Río, donde permanecía ingresada. La despedida de Sania está programada para este domingo a las 9:00 a.m., según decisión de sus familiares.
La figura de Sania Casanova trasciende por su vínculo directo con una de las leyendas vivas del béisbol cubano: su padre, Luis Giraldo Casanova, conocido como “El Señor Pelotero”, es ícono indiscutible del deporte nacional y referencia obligada de la pelota pinareña. Su hija, aunque no vinculada al deporte profesionalmente, era parte de un linaje profundamente enraizado en el orgullo deportivo del occidente cubano. La familia ha sido, por décadas, símbolo de entrega, talento y pertenencia al terruño.
Jacinto Carcedo Pérez, amigo cercano de la familia, compartió unas palabras que resumen el sentir de muchos: “He sido testigo presencial de una de las batallas más dramáticas, épicas y gloriosas jamás escenificada por una persona por su vida… Sania Casanova no fue vencida por esta maligna enfermedad, pues una mujer de su estirpe heroica no merece que se diga derrotada”.
Sania deja tras de sí a su hijo, Lázaro Páez Casanova, quien ha comenzado a forjar su propio camino en el béisbol cubano con participaciones en dos Series Nacionales defendiendo los colores de Pinar del Río. Su figura representa, para muchos aficionados, la continuidad de una estirpe que ha marcado el deporte en la Isla, especialmente en una provincia que ha nutrido durante décadas a la Selección Nacional.