Fue el propio mandatario cubano, Miguel Díaz Canel quien dio el visto bueno a la obra escultórica antes que fuera inaugurada esta semana en una localidad rural de Cienfuegos. Y el día que por fin develaron la pieza, nació con ella el más reciente monumento al “meme” cubano.
En una foto que circuló en las redes se puede ver la nueva escultura erigida en La Parra, provincia de Cienfuegos, como homenaje a Fidel Castro y su visita a ese lugar en el lejano 1969.
Al momento de morir, el pasado 25 de noviembre de 2016, el ex gobernante dejaba una orden precisa a sus fieles. El líder comunista no quería que se exaltara su figura, ni que su nombre bautizara un hospital, una bodega o un círculo de interés pioneril; así como tampoco su imagen monumental.
Pero el designio de un político, por más grande que este sea, no podrá contra la cosmovisión artística. La historia está repleta de esos ejemplos, y ahora en Cuba encontrará uno nuevo.
La mano de Castro apuntando hacia el suroeste, con un lápiz entre los dedos y fundida en concreto es el fruto creativo de Juan García Cruz, y de paso, la más reciente materia prima para memes en el país.
El statement de la pieza lo explica en tono sublime el diario Granma: “un brazo enérgico que emerge de la tierra, cuya mano semiabierta sostiene un lápiz que dibujara sueños hechos realidad al cabo de los años, y en la manga verde olivo ostenta el grado de Comandante en Jefe”.
Así se detalla en el artículo oficialista encargado de cumplir con los honores correspondientes al artista y su oportuna sensibilidad, posada nada menos que en algo tan bien visto por el gobierno como el legado fidelista.
Por un lado el partido comunista y sus acólitos, con la joven que aparece en una de las fotos del diario posando para un foto al pie de la obra; por otro, los memeros cubanos que sobreviven en la jungla de Internet, quienes se apuraron en mostrar sus dotes.
En las manipuladas imágenes se sustituye el lápiz por una libreta de abastecimiento, un paquete de café, un rollo de papel sanitario y hasta un consolador; mientras que los usuarios en todas las redes dejan sus comentarios de burla y vergüenza.
Por un momento parece menos grave que se levante este monumento de concreto al polémico legado de Castro; y se vuelve todavía más grave que se insulte de esa manera a la cultura y a la sensibilidad artística de un país que sí fue culto y ahora está devastado por proyecciones artísticas mediocres que se exaltan solo por su pleitesía política.
La escultura de la Parra no solo es fea e intrascendente para el pueblo. Es también bizarra si se piensa en que ante el hecho de no poder reproducir su figura completa, el artista decidiera nada menos que inmortalizar un brazo.
La conmoción con que describieron el sentimiento de los pobladores debió confundirse con el hastío que ya suele alcanzar a casi todos los cubanos. La gente de la Parra, como todos los cubanos, verá para siempre un meme, no una escultura.
Ese es el síntoma más triste al que pueda llegar un país, algo que ya en Cuba ha sido normalizado. El choteo aquí ya no es ni costumbrista ni simpático, es desgraciado y real, como esa propia mano de concreto.
