Varios medios han dado a conocer estos días, a raíz de unas fotos y una fiesta de fin de año en la paradisíaca isla de St. Bar, en el Caribe, que el autoproclamado «ambientalista» y ecologista Leonardo DiCaprio bien podría revisarse el título, luego de esperar la llegada del 2023 a bordo de un superyate valorado en $ 150 millones junto a un grupo de modelos, entre las que destacaron Lilia Weddell y Rebecca Donaldson.
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En realidad la crítica al ecologista Leonardo DiCaprio no viene por este hecho – la fiesta, las modelos, el yate caro – sino porque el barco donde se celebró el fetecún, emite más gases de efecto invernadero que 1,500 automóviles juntos; algo ciertamente inadmisible. Mucho menos para un ecologista como Leonardo DiCaprio.
No hay dudas que a Leonardo DiCaprio le interesan los mega yates, las fiestas y las chicas jóvenes, pero un poco de coherencia con lo que proclama no le vendría mal.
Algunos acotan que el yate no es suyo, sino propiedad de un amigo suyo, el empresario multimillonario Ernesto Bertarelli, lo cual es cierto pero… esta presencia de «el Lobo de Wall Street» en el barco de su amigo no es casual, fortuita ni única. DiCaprio ha estado más de una vez en el bote, en distintas fiestas, por lo que digamos que «ha contribuido» a que los gases de efecto invernadero del barco salgan a la atmósfera, «tolerando» el derroche de su amigo.
¿Le habrá dado algún consejo ambientalista al respecto Leonardo DiCaprio? Tal vez – pensemos – su presencia en el yate sea lo que garantice «la fiesta». Y la polución. Si se negara a ir, digamos, una vez, ¿el yate saldría de paseo? Probablemente si cancelara, Bertarelli cancelaba la emisión de gases a la atmósfera.
Pero, hay otro detalle. El día de noche buena – dicen – Bertarelli no estaba en el barco, sino que «se lo prestó» a DiCaprio. Algunos dicen que se lo alquiló. En cualquiera de los dos casos, la responsabilidad entonces, caería integramente sobre el eterno soltero.
Los medios añaden que «Leonardo DiCaprio, es una antítesis de la conciencia ecológica amante de los barcos y de los jet-hopping», porque básicamente este defensor del clima, que ha recaudado y donado millones para la causa ambientalista, gusta de viajar en aviones y megayates privados que arrojan gases contaminantes a la atmósfera con especial «devoción».
Leonardo DiCaprio se ha convertido en los años en el rostro y la voz de los problemas ambientales globales y ha brindado su apoyo a innumerables iniciativas, lo que sin dudas le ha puesto encima el título de ecologista.
Según Economic Times, ha sido parte de documentales ecológicos como ‘A Plastic Ocean’, ‘Before the Flood’, ‘The Ivory Game’, ‘Cowspiracy: The Sustainability Secret’ y otros y hasta donó de su patrimonio privado, $43 millones de dólares para ayudar en la conservación de las Islas Galápagos.
Por cierto, el famoso actor de Hollywood por estas horas está siendo criticado también… ¡por la edad! No hay dudas que a sus 40 y tantos, Leo luce muy bien; incluso conserva ese aire infantil todavía, aunque con algunas arruguitas y patas de gallina, pero la crítica más bien va en sentido a su hobby de «discotequero.»
Pero de eso, ya hablaremos otro día.
