La Dirección General de Salud de Las Tunas ha respondido a la denuncia por la muerte de Yaneidys Barea Gregori, una licenciada en Psicología que falleció por paludismo tras volver de Angola. La familia expresó su insatisfacción con el manejo médico, lo que llevó a la creación de una comisión para revisar el cumplimiento de los protocolos médicos aplicados.
Yaneidys, de 40 años, pasó 18 meses en Angola por un contrato personal de trabajo y no como parte de una misión. Regresó a Cuba el 20 de junio y el 24 se realizó un análisis de gota gruesa para descartar la malaria, según relató su hermana en Facebook.
Aunque comenzó a presentar síntomas como fiebre y dolor muscular el 25, la familia creyó que se trataba de dengue o oropouche debido a la falta de comunicación sobre los resultados del análisis.
El diagnóstico de malaria se confirmó tarde, el 4 de julio, después de que Barea ya estaba en terapia intensiva y sus órganos comenzaban a fallar, lo que eventualmente llevó a su fallecimiento. La familia argumenta que hubo un manejo negligente de la muestra inicial y un retraso fatal en el diagnóstico y tratamiento.
La Dirección de Salud transmitió condolencias a la familia y se comprometió a analizar con rigor los procedimientos médicos seguidos. Familia que, hace apenas unas horas detalló con lujo de detalles, el mal trato recibido por la ahora ya difunta.
Lo interesante, para muchos, sobre este caso de la doctora nacida y criada en del Central Chaparra, en Las Tunas, tierra del mitico Teófilo Stevenson, es que resalta a todas luces la urgencia de mejorar el sistema de salud en Cuba.
Especialmente, en el manejo de los diagnósticos, teniendo en cuenta que hay enfermedades importadas en el país como el paludismo; un diagnóstico que había sido confirmado previamente en otros cubanos retornados de África.
La crítica, no solo va al sistema de salud cubano por la falta de equipos, la precariedad de las instalaciones y la tardanza en procesar pruebas críticas, elementos que, según los familiares, contribuyeron a la muerte de Barea, sino también al interés en que se toman estos casos y en otros, de personas que no tienen un grupo en Facebook que se movilice por ellos; o en físico, capaz de ir a plantarse frente a una oficina, prácticamente ni se toman las molestias.
También, la crítica, es los modos tardíos en que reaccionan, y la selectividad con que lo hacen.
A la memoria viene el caso de un Dr. en Sancti Spíritus, director de un hospital y militante del PCC que por estas horas se anuncia que va camino a los EE.UU. dejando detrás una serie de muertes maternas e infantiles; o del odiado Ernesto Cordoví, director de otro hospital en La Habana, cuyas faltas éticas y médicas son abundantes, pero jamás el Ministerio de Salud Pública ha intervenido para sancionarlos.