Al final de Calendario, una de las escenas más emotivas fue la despedida de Orestes, quien iba a seguir su camino fuera de Cuba, al igual que muchos jóvenes de la Isla que se ven obligados a abandonar el país en busca de un futuro mejor para ellos y sus familias.
Todo parece indicar que el joven actor cubano que interpretaba a Orestes en la popular serie de la televisión cubana, Ernesto Codner, ha seguido los pasos de su personaje hasta España, donde continúa creando contenido, especialmente enfocado en el baile.
Sus andanzas por el país ibérico también lo han llevado a la televisión española, sumándose a la cada vez más extensa lista de cubanos que han participado en el programa First Dates.
Así es, Codner se puso en manos del presentador español Carlos Sobera para tener una cita a ciegas y, quizás, darle una oportunidad al amor, siguiendo la dinámica del popular reality show de Canal Cuatro.
La persona con la que fue emparejado resultó ser Mery Anne, una colombiana que vive en Alicante. Un aspecto que la distinguía era su fuerte convicción religiosa, ya que un año atrás se había convertido al islam y adoptado sus creencias con gran firmeza.
Desde el inicio, parecía que sus posturas no coincidían del todo. Codner expresó su afinidad por la religión yoruba y describió el tipo de mujer que buscaba: alguien con autenticidad, creatividad y con una personalidad intensa, que no pasara desapercibida.
Por su parte, Mery Anne se definió como una persona celosa, que no cree en la amistad entre hombres y mujeres, pues, según sus creencias, esto no es permitido. Además, tenía la intención de casarse en un futuro cercano.
A pesar de estas diferencias, a primera vista saltaron chispas entre ambos y se gustaron físicamente. De hecho, durante las primeras conversaciones, al escuchar sobre la vida de Codner, a Mery Anne le llamó la atención lo trabajador que era.
Sin embargo, a medida que avanzaba la conversación, comenzaron a notar sus diferencias. Cuando Mery Anne le preguntó a Codner si creía en la amistad entre ambos sexos, él respondió que sí y mencionó que tenía muchas amigas. Para ella, esto representaba un problema, ya que su fe le impedía aceptar ese tipo de relaciones
Aun así, Codner mostró curiosidad por conocer más sobre las restricciones de su religión y tuvo la impresión de que, con el tiempo, Mery Anne podría flexibilizar su postura.
El momento más destacado de la velada llegó cuando la música empezó a sonar en el restaurante. Codner, con su talento innato para el baile, no perdió la oportunidad de demostrar sus habilidades, sabiendo que es un rasgo que suele atraer la atención.
Inicialmente, su cita lo miraba fascinada, pero todo cambió cuando él invitó a una de las camareras a bailar. Este gesto no fue bien recibido por Mery Anne, quien dejó en claro: «Lo mío es mío y no se toca». Además, confesó que veía en sus movimientos una energía negativa que, desde su perspectiva, incitaba a conductas inapropiadas según su religión.
Al final de la noche, llegó el momento de la decisión. Codner expresó su interés en tener una segunda cita, pero Mery Anne no compartió el mismo entusiasmo. Explicó que buscaba a alguien con un estilo de vida más tradicional y con quien pudiera casarse pronto.
Él, convencido de que podría hacerla cambiar de opinión o incluso modificar sus creencias, trató de persuadirla. Sin embargo, Mery Anne dejó claro que, aunque cree en el poder del amor, su fe es inquebrantable y no está dispuesta a comprometerla.
