Tras recibir el Premio Nacional del Deporte 2024, distinción otorgada por el Estado de Chile, el luchador grecorromano cubano Yasmani Acosta respondió a las críticas que ha recibido en medio de mucha felicidad.
“Después de unos días de recibir esta gran noticia, sentí la necesidad de escribir desde el corazón”, comenzó diciendo el subcampeón olímpico en París 2024 en un mensaje que ha publicado en sus redes sociales.
“Recibir el Premio Nacional del Deporte de Chile ha sido uno de los momentos más emocionantes y significativos de mi vida. Es el mayor reconocimiento que un deportista puede recibir en este país, y me siento profundamente agradecido por ello”, destacó sobre un galardón que es entregado a quien más se haya distinguido por sus resultados o su trayectoria en el año calendario anterior.
“Sé que no nací en Chile, pero aquí encontré un hogar, una familia y una bandera que he defendido con orgullo”, remarcó después de leer “algunos comentarios negativos”.
“Aunque son los menos, duelen, porque intentan borrar con palabras lo que se ha construido con años de sacrificio, esfuerzo y disciplina”, dijo sobre estas opiniones negativas.
“Pero también están los muchos mensajes de cariño, las palabras en la calle, los abrazos, las fotos, la gente que me pregunta por mis próximas competencias… eso me recuerda que la mayoría sí valora lo que hacemos los deportistas con el corazón”.
“A quienes me siguen, quiero dejarles algo claro: Ni el número de seguidores en redes sociales, ni los comentarios negativos definen tu valor. Tu valor está en tu trabajo, en cómo luchas por tus metas, en cómo te levantas cada día para seguir adelante, aunque no todos lo vean. Sigue soñando en grande, que nada ni nadie te quite eso”, añadió.
“Yo seguiré luchando… Porque dentro y fuera del colchón, siento el corazón de Chile y todavía queda mucho por dar. ¡Seguimos soñando! Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 nos esperan”, concluyó.
Acosta, que ahora es chileno y compite por el país sudamericano, perdió la final de París 2024 frente a su amigo, el también cubano Miajín López, a cuya sombre pasó alrededor de una década. Precisamente porque sabía que nunca podría salir de esa sombra decidió quedarse en Santiago de Chile en 2015, e intentar competir al más alto nivel, aunque no fuera con la bandera cubana.
En más de una ocasión Acosta lo ha dejado claro: “Me vi atrapado por él”. Por eso tomó la valiente decisión de empezar de cero en Chile, adonde había viajado para ser parte de los Panamericanos de Lucha.
Tras quedarse fuera de Cuba, estuvo dos años lejos de los colchones, sin entrenar y trabajando mayormente como guardia de seguridad en clubes y discotecas para poder pagar sus cuentas.
Nacido el 16 de julio de 1988 en Agramonte, un pueblo del municipio matancero de Jagüey Grande, Acosta empezó desde temprano a practicar deportes como el futbol, el beisbol y el boxeo antes de la lucha.
Posteriormente pasó por la Escuela de Iniciación Deportiva de su territorio y por la de Superación y Perfeccionamiento Atlético “Giraldo Córdova Cardín”.
Entre 2005 y 2007, como parte del equipo nacional juvenil, obtuvo una medalla de oro en un Panamericano y finalizó séptimo en un Mundial.
Desde 2008, que entró a la selección de mayores, comenzó a mejorar como atleta. Ya en el Cerro Pelado, en La Habana, podía entrenar diariamente con atletas de primer nivel, entre los que estaba Miajín.
Según dijo Acota a la revista Cubalite en 2019, “chocar” con el pinareño “fue algo fantástico”, porque “tener a uno de los mejores del mundo como pareja de preparación te da un techo mucho mayor”.
“Yo quería competir a nivel mundial y olímpico y resultaba muy difícil obtener mi plaza teniendo a Mijaín como primera figura de la división de 130 kilogramos”, señaló.
En la misma ocasión, Acosta reconoció que irse a vivir lejos de Cuba ha sido “la decisión más complicada de toda mi vida”, algo que hizo de manera “espontánea” y que, si hubiese pensado más, no hubiera hecho. Separarse de su familia fue doloroso, pero “con el tiempo uno se resigna”.
Tras un “duro” comienzo, Acosta consiguió “la aprobación de los chilenos” y su vida empezó a dar un vuelco. De acuerdo con lo que contó a Cubalite, el Gobierno le dio una beca que le garantizó ciertos aspectos de la vida y que le permitió “dedicarme a entrenar toda la semana sin tener la presión de un trabajo”.
A golpe de esfuerzo y de sacrificio y con un entrenador como Néstor Almanza, que cosechó grandes resultados como atleta, Acosta empezó a tener logros y a coincidir en competencias con sus excompañeros de equipo sin que “nada” haya cambiado. En 2023 pudo incluso volver a Cuba para reencontrarse con su familia y entonces también entrenó con Mijaín.