Cubano emigrado responde a antiguo profesor

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El periodista Lázaro Javier Chirino Díaz, colega de Cibercuba Noticias, y una especie de «todoterreno» dentro del periodismo cubano, se vio obligado a contestarle mediante una carta pública divulgada a través de la plataforma de Facebook a un antiguo profesor, Ramón Augusto García Rodríguez. Este básicamente lo acusó de «haber torcido el rumbo». O sea de haber cambiado, «políticamente hablando», tras irse del país.

"Carta" del antiguo profesor, a su alumno, por la cual recibió una tremendísima respuesta.

Dicho en buen cubano: el profesor Ramón acusaba a Chirino de haberse tomado la Coca Cola del olvido.

El profesor llamó al joven periodista y emigrado cubano «simulador», y dijo que este cuando trabajaba «como presentador, locutor, o hacía trabajos periodísticos daba la impresión de ser más comunista que Carlos Marx».

«No hizo más que brincar el charco y el giro fue de 180 grados»,

señaló el antiguo profesor de su ex alumno y remató su crítica manifestando:

«Si estuvieras a mi lado te sonaría una estruendosa trompetilla. Triste papelazo el que acabas de hacer».

El origen de todo fue un «reportaje» hecho por Chirino en el que denunciaba que los atletas cubanos que llegaron a Cuba procedentes de Tokio, Japón, tras participar en los Juegos Olímpicos, no hicieron la obligatoria cuarentena que debían.

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Chirino, todo un caballero, le respondió a su exprofesor con toda la profesionalidad y glamour que lo caracteriza. Con respeto, además; le confiesa y no le niega que en algún momento de su etapa de estudiante, creyó en la Revolución y en el comunismo, para luego, poco a poco, darse cuenta de que aquello era una fantasía, imposible de lograr.

«(…) hoy me entristece el corazón leer que su discurso de odio al que piensa diferente y el ataque barato es un arma que usa sin escrúpulos y todo en nombre de la ideología que defiende y en la que cree», le respondió el joven emigrado cubano a su antiguo profesor casi que en el comienzo de la carta.

«Profe Ramón, yo creí en el comunismo, yo pensé que siendo comunista alcanzaría un estado superior como ser humano y por ende serviría mejor a mi país, pero no pasó mucho tiempo para darme cuenta que no es así, que el comunismo solo utiliza a los hombres para que le sean útiles al sistema y cuando dejan de serlo los deshecha y abandona, como abandonados hay cientos de miles de cubanos, incluidos aquellos que viven en su adorada Santa Fe, a la suerte del destino, mientras dirigentes, cuadros y funcionarios forrajean con lo que pueden y como pueden en nombre de ese comunismo voraz que usted defiende»,

prosiguió.

«Que yo no crea en el comunismo no está asociado a mi salida del país, que fue hace justo tres años, ya que desde mucho antes había renunciado a mi militancia a la UJC ( esa que tanto luché cuando era estudiante de la Escuela de Instructores de Arte en la que me dio clases) y descubrí que ser comunista implica dejar de pensar por uno mismo y responder solo a los intereses de una élite política intocable que malgobierna el país desde hace 62 años»,

agregaba en otro párrafo de la misiva.

Y concluía:

«Al final como ser humano soy imperfecto y perfectible y si estoy aquí hoy es también gracias a usted (en cierto modo) y si un día nos vemos, de corazón le digo que me gustaría darle un abrazo aunque me rechace por ‘gusano y traidor'».

«Estas palabras están escritas desde el más simple de los sentimientos: el amor hacia el prójimo, y usted se merece también la compasión de los cubanos porque al final solo ha sido un instrumento más de la dictadura en ese intento fallido de amoldar al hombre nuevo».

Nunca mejor contestado todo lo que le contestó el joven periodista emigrado a su exprofesor, quien sin dudas debería ahora mismo, y no solo por lo que le fue dicho, sino por hechos que lo involucran, repasar su vida y pensar… ¿fui un buen profesor?

No, no lo fue.

Nacido en Camajuaní, provincia de Villa Clara, se desempeñó en su etapa adulta como director de la Escuela Vocacional de Arte, primero; y luego como Secretario del Núcleo del Partido Comunista de Cuba en la Escuela de Instructores de Arte «Marta Machado Cuní» (nombre de la madre del pintor Alexis Leyva Machado, Kcho) en la que se le recuerda como un profesor que le gustaba abochornar a sus alumnos en los matutinos.

Sin embargo, al parecer, sus enseñanzas eran solo «buenas», si lo eran, en la escuela, porque dentro de su casa…

Su hija, Arlety García García, graduada de Ingeniería en Comunicaciones en el Instituto Técnico Militar (ITM) José Martí y quien se desempeñara durante mucho tiempo como Jefa de Copextel en la Isla de la Juventud, robó durante mucho tiempo hasta que explotó como el negro Cafunga, ese negro liberto que dicen era desmochador de palmiche en el municipio de Cruces, provincia de Cienfuegos, tras un supuesto delito de corrupción.

Antes de explotar, claro, abastecía de comida y bienes al viejo Ramón, que se hacía el sueco, se olvidaba de Marx y Engels, mientras agarraba el tubo de jamón y la rueda de queso, y las cajas de refresco y cerveza que su hija, «generosamente» y a nombre de la «Robo ilusión» le regalaba.

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