Con un fuerte acento cubano y la confianza que exige su rango, la cubana Ana Marrerosuarez, suboficial jefe de la Marina de Estados Unidos, conoce la “receta” para alcanzar el éxito como líder.
La joven, que a los 19 años emigró con su familia desde La Habana, se desempeña actualmente como suboficial en jefe de la Marina en Miami, donde ayuda a soldados que, como ella, se incorporaron al Ejército sin dominar el inglés.
Ahora, 15 años después de llegar a Estados Unidos, diez de ellos de servicio en la Marina, reconoce que ha llegado a donde está gracias a los valores que le enseñaron desde pequeña en su casa.
“Mi madre es mi mayor heroína. Ella solía decirme que puedo lograr cualquier cosa que quiera, que no hay imposibilidades y que las únicas barreras están en mi mente: ‘Mientras tengas una actitud positiva, puedes ir a donde quieras’”, resaltó en una entrevista publicada recientemente en la web del Ministerio de Defensa.
“Crecí en un país muy pobre. No tenía comida muchos días al mes. No tenía ropa. Crecí pobre”, resumió Ana, que se unió a la Marina sin saber hablar inglés por lo que, en el campo de entrenamiento, cuando daban órdenes, tenía que fijarse en los demás para saber qué hacer.
Sin embargo, siete años después de graduarse, volvió como jefa al comando de entrenamiento de reclutas, donde su dominio del español le sirvió para ayudar a otros soldados inmigrantes.
“Hablaba con ellos y les decía que yo también estuve en su lugar y que las cosas mejoran, pero requiere tiempo, resistencia y dedicación”, relató esta cubana, para quien la disciplina es fundamental para tener éxito.
En palabras de Ana, “el impulso es algo que todos tenemos, pero se necesita autodisciplina para lograr las cosas. Si esperas hasta estar motivado, no llegarás muy lejos. Pero si tu autodisciplina se manifiesta, tendrás éxito pase lo que pase”.
“Ahora soy jefe de la Marina de Estados Unidos. Me siento muy orgullosa de eso y de lo lejos que he llegado. De la nada a un líder, a poder inspirar y ayudar a otras personas que tienen antecedentes similares”, aseguró esta joven a quien todavía le parece una locura que hace una década y media estuviera en un país donde no podía expresar sus ideas.
