Cubadebate, Fernando Bécquer y el tropezón en la primera valla

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El portal informativo Cubadebate analiza la violencia de género en Cuba

Cubadebate, ese medio oficialista que alguna vez hizo creer a muchos que sería algo diferente, y que basó esa diferencia en un «modo de gestión distinto» de la noticia y en mejores periodistas, está ya, desde hace rato convertido en un corredor de 110 metros con vallas.

Para quienes conocen un poco de atletismo… La carrera de 110 metros con vallas es tal vez la única modalidad dentro del campo y pista que no te permite una equivocación, un tropezón. Menos si es en la primera valla. ¿Por qué? Pues porque se pierde el ritmo, la secuencia de saltos. Tropiezas en la primera y tienes que ser muy bueno, un Anier García, un Dayron Robles, un Alejandro Casañas – menciono solo tres cubanos de los destacados a nivel mundial y recordistas mundiales dos de ellos – para recuperarte. A veces, ni los grandes se recuperan.

Cubadebate fue uno de los medios contactados por una de las víctimas de abuso sexual cometido por Fernando Becquer y no hizo nada con la denuncia. Ni siquiera un «lo sentimos». Tampoco un «la ayudaremos».

Tarde, como todo medio oficialista que tiene que pedir permiso al Departamento Ideológico del Comité Central para publicar algo, semanas después de publicar en su web un horrendo panegírico a favor del acoso sexual callejero – disfraz del piropo – Cubadebate, de la mano de Ania Terrero y Dixie Edith «reviven» el caso Bécquer, sin mencionar siquiera que fue un medio independiente, uno que ellos a cada rato vituperan, fundado por un joven que trabajó con ellos y de los que más reconocimiento les aportó – nos referimos a El Estornudo y a su fundador Carlos Manuel Álvarez – quien sacó a la luz la historia de cinco abusos sexuales del dizque trovador, que ellos, en Cubadebate, tiraron a un rincón.

No se puede decir que el texto publicado en Cubadebate sea inexacto. Al contrario. No podía esperarse un dislate en materia de violencia de género de la mano de Ania Terrero. Basta, como ejemplo de ello ese primer párrafo, de donde destaco cada una de las oraciones, con especial énfasis en la última.

«Nos las tomamos en serio, a ellas y a sus relatos, porque son la evidencia de un problema sistémico, cultural: la naturalización de la violencia de género.»

El problema de Cubadebate, en este tema de la lucha contra la naturalización de la violencia de género es que siempre, de alguna manera se queda en las antípodas del periodismo. Es como ese corredor de 110 metros con valla que tropieza en la primera valla y deja de atacar las siguientes, o insiste en atacarlas, a sabiendas que no llegará entre los cinco primeros a la meta.

Si se tratara de un verdadero interés en luchar contra la naturalización de la violencia de género, y ya que hablamos del caso Bécquer, Cubadebate debió incluir en su portal digital por estos días, alguna que otra nota en contra de «la naturalización de la violencia de género,» que a raíz del explote, hicieron gala amigotes del mediocre trovador. Tales como, Ray Tun Tun Fernández, Raúl Torres, Kiki Corona, reincidentes los tres, entre otros muchos; pero ni siquiera una mención al asunto.

Sobre estos, y otros machirulos que normalizan la violencia de género, y sin denunciarlos públicamente, con nombres y apellido a modo de escarmiento dice Cubadebate:

«Con las muestras de apoyo a las víctimas y las exigencias de un proceso legal para investigar las denuncias, se mezclaron reclamos de quienes pusieron en duda la gravedad y veracidad de los hechos contados o cuestionaron hasta qué punto no era culpa de las propias mujeres por “provocarlo” o “permitirlo”.

«Una vez más los prejuicios machistas fueron parte de la agenda y también, por supuesto, los reclamos oportunistas que, de un lado y de otro, priorizaron posibles lecturas políticas e ideológicas antes que la solución del conflicto. En realidad, ni las orientaciones políticas deben ser excusa ante acusaciones de violencia, ni las agresiones sexuales deben ser burdamente utilizadas como cartas en la baraja para desacreditar al país.»

Si el problema es sistémico, y lo es, hay que horadar por donde el sistema nos permita. Si un medio como Cubadebate, si una organización como CENESEX, la FMC… Si alguien como Mariela Castro sale al ruedo y desmonta a los machirulos públicamente, iremos recuperando espacios ya perdidos.

Cubadebate debe, por honor, quitar ya ese deleznable texto pro piropo del historiador Ciro Bianchi.

El caso Fernando Bécquer

Destaca Cubadebate en su artículo que «durante las últimas semanas, varias mujeres relataron haber sido víctimas de acoso o abusos sexuales por parte del trovador cubano Fernando Bécker.»

No explica dónde fue la denuncia. Un lector despistado hubiese agradecido aquí un enlace a la fuente original, tal y como sugieren las sacrosantas leyes digitales que tanto dice conocer la Subdirectora del medio, Rosa Miriam Elizalde; pero no, no hay link a esa fuente externa.

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«Algunas de ellas lo denunciaron ante las autoridades policiales pertinentes y ya avanza un proceso investigativo que implica a la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), la Fiscalía General de la República (FGR) y los tribunales correspondientes,» se puede leer a continución.

Dice además el medio que «en paralelo, especialistas e integrantes del secretariado nacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), del grupo asesor para la atención a la violencia de género de esta organización y del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) acompañaron a las denunciantes durante el complejo y agotador proceso legal, prestándoles asesoramiento psicológico y jurídico,» y recoge declaraciones de la FMC y de una de las víctimas del mediano trovador, otra, no incluida en las cinco víctimas denunciadas por El Estornudo: la joven escritora Elaine Vilar Madruga.

Cubadebate recoge que Vilar Madruga es la «primera mujer que levantó una denuncia policial contra el músico,» y declaraciones de esta con relación a la torpeza sistema, desconocimiento e incultura generalizada, de la que hacen gala nuestros agentes de la PNR en las llamadas Carpetas de las Unidades de la policía. Este es un punto clave. No pocas denuncias contra Bécquer, de seguro fueron rechazadas de plano, en su momento, por algún oficial, tal y como le sucedió a la joven identificada como Massiel Carrasquero Ramos.

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