Como parte de las medidas tomadas en Holguín tras el paso por ese territorio del Primer Ministro de Cuba Manuel Marrero Cruz, han habilitado en la cabecera provincial, en plena terminal interprovincial, un hospital de emergencia.
Las imágenes pueden resultar «chocantes», por cuanto uno pudiera creer sinceramente que, por ejemplo, una mejor idea hubiese sido transformar el hotel Pernik, el Hotel Blau Costa Verde, el Hotel Brisas Guardalavaca, el Hotel Turquesa, el Gran Muthu Holguin, o el Aston Costa Verde Beach Resort, pero no, esos hoteles están reservados -y a buen resguardo- para el turismo extranjero.
Mucho más práctico le resultó al gobierno de Holguín montar camas de hierro en las áreas de la Terminal Interprovincial de Holguín, ponerles un colchón encima, y ubicar allí a los enfermos; una «iniciativa» que a decir del portal ciudadano del Gobierno municipal en su muro de Facebook, es «aproximar el servicio hospitalario a la comunidad», y hasta hablan con devoción de cómo los trabajadores de la Terminal de Ómnibus están colaborando para «conseguir el ambiente requerido en los salones».
En el portal del gobierno se reconoce que la medida es una «ampliación de capacidades de las salas de emergencia ya instaladas en los centros hospitalarios de la provincia», y se habla de que allí los pacientes tienen garantizados el agua potable fría y caliente y las comunicaciones.
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Es interesante cómo el gobierno de Holguín, que pudiera ser el de cualquier otra provincia del país, ha logrado en sólo 24 horas la transformación de la terminal interprovincial de Holguín en un Hospital de Emergencia. De hecho, el gobierno asegura que seguirá montando salas de emergencia en «escuelas y otros lugares cercanos a la comunidad».
Recursos al parecer hay, así que bien pudiera proponérsele al gobierno de Holguín que una vez pasada la tormenta de la covid-19, esos mismos lugares que reacondicionaron como hospitales de emergencia, de ser posible, en el caso de que alguno de ellos fuera un lugar en desuso, o en nulo uso, o uso poco práctico, como sin dudas lo es la Escuela del Partido en Holguín, ubicada en la Avenida de Los Internacionalistas, frente al hotel Islazul «El Bosque», y no muy lejos del Hotel «Pernik», sea convertida en hogar y casa, para aquellos que viven albergados en Holguín, sin casa y sin techo; o al menos a los residentes de un edificio en Antilla, Holguín, que el pasado 6 de septiembre enviaron una carta a la sección Acuse de Recibo del diario Juventud Rebelde, en la que denunciaban que el gobierno municipal decidió demoler el edificio donde habitaban, por su deterioro, y levantar otro para sus moradores, pero el que les entregaron en el 2017 presentaba filtraciones, y que en el caso de uno de los apartamentos, el entregado «después de un arduo proceso de reparación» en el 2019 estaba tan en pésimas condiciones que, incluían «paredes exteriores e interiores rajadas, lámparas fundidas, baño sin llaves, y una meseta de cocina sin azulejos».
Marrero Cruz puso a correr en Holguín a una caterva de dirigentes ineptos (e inertes)
La situación en Holguín con la pandemia fuese ahora mismo peor, de no ser por el paso de Marrero Cruz por ese territorio.
No es que se le hagan loas a un hombre que en gran medida forma parte del status quo en la cúpula de la dictadura cubana; sino que tal y como han sido siempre las cosas en el Macondo cubano, donde los pejes gordos dan palos a los pejes chiquitos, el ultimátum lanzado por Marrero a la caterva de dirigentes ineptos (e inertes) de Holguín y revertir el panorama en apenas 72 horas, queda demostrado que los recursos están a la mano, pero que nadie mueve nada -a no ser para robárselo- sino se lo ordenan de arriba.
Ese mal, el de la inercia, el de la poca empatía, poco sentido común y poco sentido práctico ante los problemas de la población -entiéndase burocracia- tiene 62 años; y seguirá, al parecer, enraizado y entronizado en el sistema nervioso y esquelético de todos los dirigentes del país.
Marrero Cruz sería incapaz de reconocerlo, pero ha sido el propio sistema cubano el que los ha creado; el que creó ese «hombre nuevo» al que él, hace unos días, tuvo que darle un ultimátum de 72 horas.
Cuando Marrero Cruz llegó a Holguín hace una semana, el panorama que se encontró se resumía así:
- Problemas de hospitalización domiciliaria sin control de médicos
- En la provincia había más de un centenar de consultorios sin personal de Salud a su cargo.
- 800 médicos de familia no estabann trabajando en estos momentos.
En honor a la verdad que no hubiese médicos en esos consultorios es responsabilidad del gobierno, que los había «exportado» hacia el extranjero. Que esos 800 no trabajen debe ser sin dudas por los bajos salarios, y el riesgo al que están expuestos actualmente (por falta de equipamiento para trabajar en pandemia).
La situación era tan caótica en Holguín que el pasado jueves 5 de agosto el ministro de Salud Pública de Cuba, José Ángel Portal, expresó:
«El riesgo de morir aquí en Holguín es más alto».
En ese momento había en la provincia 8 mil 800 personas ingresadas por diversas patologías en sus casas. De ellas, 850 eran positivas al coronavirus y podían transmitir perfectamente la enfermedad. Gente que estaba sin control alguno.
