El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2024 ha reavivado fuertes opiniones y expectativas entre los cubanos tanto en la isla como en el exilio. Su primer mandato (2017-2021) marcó un cambio significativo en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en comparación con las políticas precedentes de la administración de Obama que buscó a toda costa – y fue traicionado por La Habana – el acercamiento con la isla. Ahora, mientras Trump se prepara para un segundo período, muchos cubanos evalúan las posibles implicaciones de su renovada presidencia, lo que incluye una mezcla de esperanza y preocupación.
La postura inicial de Trump hacia Cuba y sus acciones (2017-2021)
Al asumir el cargo en 2017, Trump rápidamente revirtió varias de las políticas de Barack Obama que buscaban normalizar las relaciones con Cuba. Su administración reinstaló estrictas sanciones económicas, restringió los viajes a la isla y limitó las remesas. El enfoque de “presión máxima” tenía como objetivo reducir el flujo de recursos al gobierno cubano y fomentar reformas democráticas.
Las medidas clave incluyeron:
- Refuerzo del embargo: Trump reforzó el embargo comercial, limitando las operaciones de negocios y ciudadanos estadounidenses con entidades cubanas vinculadas al gobierno.
- Restricciones de viaje: La administración impuso prohibiciones a las visitas de cruceros y los viajes educativos “pueblo a pueblo”.
- Límites a las remesas: Se implementaron restricciones a las remesas enviadas por cubanos en EE. UU. a sus familias, impactando significativamente a quienes dependían de ese apoyo financiero.
- Sanciones a entidades militares: Trump dirigió sanciones a empresas controladas por el ejército cubano, presentes en sectores como el turismo y el comercio minorista.
Estas acciones fueron vistas por el gobierno cubano como hostiles, mientras que muchos en la comunidad cubanoamericana en Miami las aplaudieron como pasos necesarios para desafiar al régimen y provocar su derrocamiento que es, sin dudas, el primer gran paso en la búsqueda de la obtención de la libertad de los cubanos y en aras de la recuperación económica de un país que, en 1959, a la llegada de los barbudos al poder, era pionero en diversas áreas económicas de Latinoamerica y era una de las ciudades más bellas del hemisferio.
Expectativas para el segundo mandato de Trump
La campaña de Trump ha esbozado tres principales demandas al régimen cubano: la liberación de los presos políticos, la organización de elecciones libres y el cese de la exportación de ideología revolucionaria a otros países de América Latina. Estas condiciones se consideran requisitos para cualquier posible normalización de relaciones.
La comunidad cubana en Miami ve estas demandas como pasos esenciales. Mario Díaz-Balart enfatizó la importancia de defender los intereses de EE. UU. mientras se oponen a políticas que se alinean con el socialismo. Salazar y Giménez han expresado sentimientos similares, reforzando la expectativa de que la política de EE. UU. hacia Cuba bajo Trump seguirá siendo estricta y estratégicamente confrontativa.
También lo han expresado activistas e influencers; disidentes y opositores. Es, sin dudas, un sentimiento general.
Cubanos en la isla: un espectro de reacciones
La reacción de los cubanos en Cuba a las políticas de Trump ha sido variada. Para algunos, especialmente los disidentes y críticos del gobierno, la postura firme de Trump simbolizaba un apoyo a su lucha por mayores libertades. Sus llamados a la liberación de presos políticos y a elecciones libres resonaron con este grupo.
Sin embargo, para la población en general, especialmente quienes enfrentaron dificultades económicas agravadas por las sanciones de EE. UU., las medidas de Trump fueron vistas como un factor que contribuyó al empeoramiento de su nivel de vida.
La ya frágil economía se enfrentó a un mayor estrés debido a la disminución del flujo de ingresos por turismo y remesas y esto le sirvió al régimen y sus gobernantes, en su retórica de seis décadas en contra del imperialismo y el bloqueo.
A este último, achaca la clase dirigente cubana todos sus males y en él cubren sus ineficiencias, sus censuras, sus opresiones y represiones, para privar de los derechos más fundamentales de existencia al pueblo cubano.
Ahora, en medio de una crisis sin precedentes, La Habana debe estar más que preocupada porque el fin esté cerca.
Exiliados cubanos: expectativas mixtas
En Miami y otras partes de EE. UU., la comunidad cubanoamericana apoyó mayoritariamente el enfoque de Trump durante su primer mandato, considerándolo una estrategia justificada para presionar al gobierno cubano.
La reelección de prominentes congresistas cubanoamericanos como Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez subraya el respaldo de esta comunidad a políticas más estrictas y es más que probable que con el apoyo de ellos tres, del senador Rick Scott y del influyente Marco Rubio que tiene todas las papeletas para ser nombrado a un altísimo puesto en el gobierno, las medidas que la administración Trump implemente hacia Cuba pasen sin problemas por los diversos estadíos que requieren para ser aprobadas.
THANK YOU, FLORIDA!
— Rick Scott (@ScottforFlorida) November 6, 2024
I’m honored to serve as your Senator for another 6 years!
Tomorrow, we begin the fight to Make Washington WORK Again! pic.twitter.com/toBJHQFbwb
🚨Honored to be re-elected with over 65% of the vote! Thank you Miami & the Florida Keys!#FL28🇺🇸 pic.twitter.com/KP3FnZeIC0
— Carlos A. Gimenez (@CarlosGimenezFL) November 6, 2024
🎉 WE WON!
— María Elvira Salazar 🇺🇸 (@MaElviraSalazar) November 6, 2024
Thank you to voters of FL-27 for sending me to DC for a 3rd term. I’ll continue to be your voice, fighting for you!
We have a lot of work to do: fix the economy, reform immigration & fight socialism at home & abroad.
Si Dios contigo, ¿quién contra ti?
¡GANAMOS! pic.twitter.com/4OBfOwoji6
Thank you District 26. I am humbled and honored by the overwhelming support. I will continue to fight for our military, lower taxes, cut wasteful spending, stand up for American family values, and stop socialist policies. #AmericaFirst #TeamMario pic.twitter.com/NDROvNeo6c
— Mario Diaz-Balart (@MarioDBCamp) August 21, 2024
Un punto y aparte entre los cubanos del exilio es la «reunificación familiar». Ninguna administración norteamericana está en contra de ella, pero el Parole Humanitario son otros cinco pesos y con la reciente victoria de Trump, se reaviva el debate sobre el programa de parole humanitario introducido por Joe Biden.
Este programa ha permitido la entrada de más de 111,000 cubanos a EE. UU. desde su creación. La oposición de Trump a este programa, argumentando que socava la seguridad nacional, ha generado preocupaciones entre aquellos en Cuba que esperan aprobación para migrar y aquellos que esperan que los suyos de la isla emigren.
No hay dudas que el programa ha tenido grandes y graves fallos en su implementación, que van desde personas fallecidas sirviéndole de sponsors a cubanos interesados en emigrar, hasta lo más preocupante para muchos: la entrada sin supervisión y de manera legal, de simpatizantes del régimen por la frontera.
El impacto de una “Lista Roja” y la política migratoria
Decir simpatizantes del régimen pareciera un eufemismo. Por la frontera han entrado, vía Parole Humanitario, hasta ex primeros secretarios del Partido Comunista de Cuba; altos oficiales del MININT y las FAR; represores de cuello blanco y no y funcionarios – y oficiales – de la Seguridad del Estado y la Contrainteligencia Militar.
En honor a la verdad se podría decir que a pesar del significativo número que ha entrado, son los menos. Los más son los oficalistas del montón y periodistas oficialistas, cuadros de los partidos municipales y provinciales, vistos todos como lo que son: gente que con su labor diaria y mal pagada, contribuyeron a la represión durante años de millones de cubanos.
La llegada del conocido Manolito Miel de Purga – Manuel Menéndez Castellanos – por el aeropuerto de Miami, y cómo este hasta intentó arrebatarle el teléfono al periodista que «lo recibió», Mario J. Pentón, catalizó a nivel nacional este sentimiento. A esta llegada se suman las de la juezas represoras Melody González Pedraza y Rosabel Roca Sampedro, ambas responsables de haber enviado a prisión a jóvenes cubanos que salieron a las calles a protestar el 11 de julio del 2021.
Para quienes están en Cuba, la oposición de Trump al programa de parole señala un posible fin de una de las pocas vías legales hacia EE. UU. Esto ha generado temores de un aumento en la inmigración irregular y el regreso de peligrosas travesías marítimas. Por otro lado, los exiliados argumentan que las políticas estrictas son necesarias para garantizar que solo quienes buscan realmente libertad sean admitidos; y que aquellos con responsabilidades en el ominoso castrocomunismo, no puedan venir, luego de décadas de reprimir y denunciar a cubanos que querían ser libres, a disfrutar de la libertad en el país que ellos, durante años, denostaron a diestra y siniestra.
Los próximos pasos en el enfoque de Trump hacia Cuba, junto con la influencia de destacados legisladores cubanoamericanos e influencers en política, preparan el escenario para un período de mayor tensión política y desafíos migratorios complejos, aunque esto no será tan fácil de ejecutar; pero de eso, hablaremos en otro artículo.
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