El Centro Cultural Maxim Rock de La Habana, que durante años ha sido uno de los poquísimos lugares de encuentro para los amantes de esa música en la capital cubana, ha cerrado sus puertas debido a su polémica competencia de disfraces de Halloween el pasado sábado 28 de octubre.
Uno de los finalistas y premiados del concurso acudió al evento vestido de oficial nazi, lo cual desató el repudio de algunos asistentes y de los espectadores que horas más tarde observaron las imágenes de esa noche vía redes sociales.
El Instituto Cubano de la Música, al cual se adhiere la administración del Maxim Rock, no demoró en publicar un comunicado al día siguiente donde aclaró que había tomado la medida de clausurar el centro “de forma inmediata” e investigar a fondo el suceso.
“Dada la gravedad del hecho y la evidencia de la incapacidad de la institución cultural para preverlo, se tomó la decisión de cerrar, de manera inmediata, el Centro Cultural Maxim Rock, hasta tanto se esclarezcan los hechos, se hagan los análisis correspondientes y se tomen las medidas disciplinarias con cada uno de los responsables”, dice la nota oficial del ICM.
Las autoridades cubanas calificaron la premiación como “una violación de las directivas para la programación cultural”, que “vuelve a poner sobre la mesa el tema de los peligros de la colonización cultural”, término con el que el gobierno cubano se ha referido durante décadas a las fiestas de Halloween.
“Incidentes lamentables como este, que violan flagrantemente la política cultural de la Revolución Cubana, vulneran la moral y los principios sobre los que se funda el proyecto social cubano y hieren la sensibilidad ciudadana antifascista, antirracista y antisionista , merecen todo nuestro repudio y recibirán la más enérgica respuesta del sistema institucional de la Cultura”, alertó.
El ICM aclaró que en ningún momento vinculará este escandaloso hecho con la cultura rock en Cuba, y ratificó su compromiso a continuar como de costumbre con la promoción del género sin discriminaciones.
