Caso Albertico Pujol: cuando no lees e «interpretas»

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El «caso» Albertico Pujol ha puesto de relieve por estos días varias de las aristas más interesantes que acusan de modo muy directo a miles de internautas que navegan por las redes sociales y lejos de leer y analizar con cuidado lo que se dice recurren a un comportamiento típico del ser humano: interpretar.

Ojo, no está mal interpretar ideas; sobre todo cuando el mensaje está dicho de manera «general» no específica e incluso, como el arte, puede ser polisémico.

El caso de Albertico Pujol dio lugar a una especie de polisemia nacida de una mala interpretación de los hechos.

Ojo, Albertico Pujol cometió un par de errores.

A estas alturas no hay cubano que no conozca de cerca y de «oídas» lo sucedido. De hecho, no pocos conocieron «de oídas» el caso y se aventuraron rápidamente a ofrecer su opinión al respecto sin siquiera haber escuchado el primer video, el original, de Albertico Pujol.

En ese video, quedaba más que claro, que el llamado hecho por el Movimiento San Isidro – documento que leyera Albertico Pujol – era un llamado a retomar el diálogo nacional entre los grupos del exilio a fin de trazar ideas conjuntas, proyectos y unir a la fragmentada oposición cubana. A estas alturas nadie puede ofenderse por esto. El exilio cubano está fragmentado en fuerzas diversas, con grupos disímiles, con ideas, proyectos y objetivos que, sin bien están enfocados en «un enemigo común», terminan colisionando en aspectos subjetivos. De «interpretación», del modo en que debe enfocarse «la lucha».

«Un llamado a retomar el diálogo nacional entre los grupos del exilio«.

Así lo leyó Albertico Pujol y así debió entenderse. Al menos quien escribe estas líneas lo entendió así. Luego, Albertico Pujol hizo una valoración al respecto y comentó que, eventualmente, el exilio debería estar organizado y preparado para, en una lógica de los hechos futuros, no actuar de manera improvisada, sino tener ya una plataforma programática clara a fin de actuar de manera precisa y no discordante. Albertico ofreció su valoración personal sobre estos hechos futuros, que no era una interpretación de lo leído; pero habló de futuro; de PCC y de Gobierno. Ahí nació la confusión.

Aquí hago un punto de salvedad. Albertico Pujol no tenía que haber leído ese comunicado. Tal y cómo ha sucedido en la vida real, el público televisivo cubano, «la gente», alguna gente, ha dado muestras más que suficientes de cómo se puede extrapolar a la realidad un personaje de ficción visto en la TV. Le ha sucedido, que yo recuerde, al actor humorístico Jorge Losada, que interpretó cierto personaje que odiaba a los niños, y fue apedreado en la vida real por unos niños. Le sucedió recientemente al joven actor Roberto Espìnosa que interpretó el personaje de «Machi» – un violador – en una telenovela nacional transmitida recientemente, que enfrentó una feroz campaña en las redes de acoso cibernético y violencia verbal. Le sucedió al actor César Évora, por su papel de oficial de la Seguridad del Estado en la serie «Su propia Guerra», donde reclutaba al agente «Tavo», personaje interpretado por Albertico Pujol.

Por esa magia asociativa que algunos humanos se forman en sus mentes, Albertico Pujol quedó, en el «imaginario popular» de ciertas personas como un agente de la Seguridad del Estado, si bien es justo decir que fueron los más, los que adoraron su caracterización.

Albertico Pujol ha hecho centenares de papeles en el cine y la TV cubanos, pero un personaje lo marca e identifica: el agente de la Seguridad del Estado, «El Tavo».

Debido a eso, Albertico, no debió leer el comunicado. Hay un problema ahí, entre la imagen y el mensaje que se quiso transmitir.

Albertico fue criticado por cobrar por leer el comunicado. Buena parte de sus críticos fueron defensores a ultranza y con buenas razones, de la actriz Susana Pérez cuando «prestó» su voz, en el año 2016, para un spot publicitario en la campaña electoral de Donald Trump; pero en el caso de Pujol «es distinto». Según se interpretó, Albertico Pujol leyó un comunicado del MSI llamando al diálogo con el gobierno cubano.

Albertico Pujol, repetimos, leyó un comunicado donde el MSI hacía un llamado a retomar el diálogo nacional entre los grupos del exilio.

Y nada más.

Las interpretaciones de Darwin y otros influencers sobre lo que creyeron que Albertico Pujol dijo

Que nadie se sienta ofendido. Si alguien ha leído miles de malas interpretaciones en su vida he sido yo. Absurdas e inexplicables. La inmensa mayoría de esas interpretaciones han provenido de uno de los peores errores que cometemos a diario en Internet. Y digo «cometemos» porque nadie escapa de ese mal de ver un titular y compartir o dar like sin siquiera leer lo que está dentro.

Leer el título, asumir que ya se sabe todo lo que viene dentro, interpretar y opinar, es un mal clásico de estos tiempos.

En el día de ayer, por ejemplo, la noticia de que una mujer en Orlando pagó el galón de gasolina a $8,29, fue interpretada en la página de Cuballama como «un fake news» por varios internautas que «explicaban» que la gasolina está a $4,39 actualmente, como promedio, en la Florida. Y esto es cierto, pero el caso de la mujer fue real: sucedió. Debido a un error en la estación de servicio, aparentemente por un «error» de la computadora. Los internautas que dijeron era fake news, ni siquiera se tomaron el trabajo de leer la noticia para ver qué había sucedido.

Con Albertico Pujol sucedió algo parecido. No pocos internautas han agregado que no debió usarse la palabra diálogo, como si el idioma pudiera o debiera regirse por la política.

Parte de lo sucedido con Albertico Pujol se explicó en el programa de Ian Padrón. Ian convocó a un diálogo – otra vez la palabrita – entre Albertico y Darwin Santana, un controversial influencer cubano residente en Canadá que demostró, sin malas interpretaciones, por favor, irresponsabilidad como comunicador.

Darwin Santana tiene razón en una cosa. Si Albertico Pujol, como actor, leyó el comunicado, no debió como persona, ponerse luego a emitir una valoración «extra» de algo que ni siquiera estaba dicho en el documento; pero Darwin se equivocó, al decir que eso lo confundió a él, porque «interpretó» el mensaje erróneamente (como le sucedió a muchos)

Darwin se equivocó al comunicar luego a sus seguidores, que no son pocos, lo que él interpretó de lo que quiso decir Albertico. Si sus ideas no estaban claras debió, por fuerza, ponerse en contacto con Albertico o el MSI antes de emitir sus valoraciones e interpretaciones. De hecho, como comunicador, las valoraciones e interpretaciones quedan en un segundo plano. Un comunicador, un periodista se rige por un hecho factual; máxime si es un asunto complicado como sin dudas lo es el diálogo entre cubanos o algo que involucre esa palabra.

Al final, luego de que «la bola» comenzara a rodar, Albertico Pujol decidió dar explicaciones sobre lo que había sucedido. No pocas veces las explicaciones son peores que las mismas declaraciones y eso le sucedió a Albertico que no fue al hecho claro – como sí hizo antier en el programa de Ian Padrón – y la duda quedó. Otro error cometería Albertico: y es salir a dar explicaciones en su canal, en sus redes sociales, cuando debió hacerlo allí, precisamente allí, donde se dijo lo que él no dijo. Donde estaban y están, y estarán, los que confundieron el mensaje y lo atacaron.

Es probable que ahora mismo alguien piense que se defiende a Albertico, cuando en realidad se exponen los hechos tal y como fueron. Después de Darwin, tuvo lugar el efecto dominó: las demás piezas cayeron. Los influencers equivocaron el mensaje. Cometieron todos, sin excepción, el mismo error.

Por suerte, al final, parece ser que todo – ¡gracias Ian Padrón! – ha quedado aclarado. Al menos la parte que atañe a Albertico Pujol y lo que dijo o no dijo, y sobre todo lo que se malinterpretó.

Sin embargo, debemos concluir con certeza y tristeza que el mal puede estar ahí, en el fondo. En la desinformación. En la mala intepretación. En la poca responsabilidad de la que a veces acusamos todos los humanos en algún momento (¿Quién no ha corrido en un auto? ¿Quién no se ha llevado un PARE? ¿Quién no ha discutido con su madre)

Peor aún: el mal puede estar en que los influencers no se reconozcan primero, como comunicadores; luego, como agentes de opinión y de influencia. Sentarse delante de una cámara, un micrófono, tomar una computadora y escribir un artículo exige RESPONSABILIDAD. Exige dejar a un lado las interpretaciones y no transmitir el mensaje de lo que yo creo de lo que quiso decir fulano. Sobre todo, cuando la verdad puede estar tan cerca e inmediata como una llamada telefónica de verificación.

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