Un video tomado por cámaras de seguridad en El Mónaco, municipio 10 de Octubre (La Habana), muestra a un joven —apenas un adolescente— sustrayendo una motorina a plena luz del día (26 de septiembre, 2:33 p. m.) La grabación, difundida por el activista @nioreportandouncrimen, pide ayuda para identificarlo y capturarlo.
Entre los comentarios, vecinos reaccionaron con una mezcla de alarma y hartazgo: “esta juventud está cada día más perdida”, “para qué tienen cámaras si igual les roban”, “cuando lo cojan, que caiga el peso de la ley”. El tono general resume un clima: normalización del robo y sensación de desamparo.
El caso no es aislado. Los robos de motorinas se han convertido en una plaga en barrios de La Habana y el interior del país. En municipios como Güines (Mayabeque) se reportan oleadas recurrentes de sustracciones de motos eléctricas —con denuncias ciudadanas que incluso señalan impunidad por parte de las autoridades locales—, un patrón que se viene repitiendo desde hace años y que en 2025 volvió a encender alarmas comunitarias.
Ni siquiera importa que estén bajo llaves y rejas. Los ladrones cuentan con herramientas para romperlo todo y llevarse lo que encuentren. Como estos vehículos son valiosos y se encuentran SIEMPRE en la primera planta de los inmuebles, se convierten en la guinda del pastel a la hora de los robos.
La motorina —rápida, ligera y fácil de ocultar/desarmar— se ha convertido en objetivo preferente. En la capital se han visto casos de recompensas de hasta 200.000 CUP ofrecidas por dueños desesperados ante la falta de resultados, síntoma del vacío de respuesta y de la economía informal que se articula alrededor del hurto y la reventa de piezas.
Los ingenios cubanos para evitar los robos
La escena del Mónaco dialoga con otro fenómeno ya viral: el “inventazo” de un vecino de Diez de Octubre, municipio que agrupa a la barriada de El Mónaco, que eleva su motorina con poleas y soga hasta el balcón del segundo piso para salvarla de los robos.
El video —celebrado en redes como prueba del “ingenio cubano” y, al mismo tiempo, del miedo cotidiano a perderlo todo— resume el clima de 2023–2025: las cámaras graban, los ladrones aprenden y los dueños responden como pueden, desde candados y GPS hasta grúas caseras que convierten el parqueo en una maniobra de alta tensión.

También hay quien presuntamente electrifica su propiedad, como sucedió en Santiago de Cuba, cuando un presunto ladrón terminó gravemente electrocutado cuando intentaba robar en una vivienda de la Calle 4ta, reparto Sueño, durante la madrugada del 16 de diciembre de 2023.
Según el reportero independiente Yosmany Mayeta Labrada, el joven recibió varias descargas de una línea de 13.000 voltios, quedó tendido en la vía y fue hospitalizado de urgencia. El hecho, en una barriada céntrica, se volvió viral y alimentó el debate sobre el auge de los robos y el riesgo extremo al que se exponen quienes delinquen (y los vecinos). La secuencia y la ubicación fueron confirmadas por medios que replicaron el parte original.

La inseguridad y los robos en Cuba
Los datos disponibles apuntan a un deterioro generalizado de la seguridad en la isla. El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) contabilizó 1.319 delitos verificados entre enero y junio de 2025, casi cinco veces más que en el mismo período de 2023 y más que en todo 2024; el informe describe una escalada sin precedentes y una diversificación de tipologías criminales, con el robo como delito más frecuente.
Organizaciones de monitoreo ciudadano y prensa independiente coinciden: 2025 supera los ya malos registros de 2024 y mantiene un promedio superior a siete delitos diarios en el primer semestre.
El video del Mónaco, por su crudeza, impacta: un muchacho sin capucha ni casco, confiado, agarra el vehículo y se esfuma. En redes, el rostro del presunto ladrón se volvió símbolo involuntario de una tendencia que combina adolescencia, precariedad y delito. Las respuestas —desde la indignación hasta la resignación— dejan una idea incómoda: las cámaras graban, pero no disuaden; y sin investigación efectiva (seguimiento de placas, patrullaje focalizado, control de compraventa de piezas) los robos de motorinas seguirán contando historias en bucle.
La publicación pide a quien reconozca al joven que contacte por mensaje privado. Mientras tanto, en 10 de Octubre y barrios aledaños la conversación gira en torno a lo mismo: cómo proteger lo poco que se tiene y qué sentido tiene invertir en seguridad si, al final, “igual te roban”.



















