Una brigada de bomberos rescató a un gato que se encontraba entre la vida y la muerte tras quedar atrapado en un balcón de un edificio en Centro Habana.
El felino, nadie sabe cómo, terminó «boca abajo» mientras luchaba por zafarse de una reja-
«Desde esta mañana la cuadra de Trocadero entre Prado y Consulado estaba alerta porque en el Edificio 108, en un balcón del primer piso, se hallaba colgando boca,abajo un gato negro de mediano tamaño. Una de sus patas traseras estaba comprimida en una reja con terminales puntiagudos, que sirve en las esquinas de los balcones para evitar la entrada de personas con malas costumbres. El gatico, porque no era muy grande, hacía esfuerzos por soltarse, pero nada, a la distancia que me separaba del mismo, se notaba ya los síintomas de cansancio del felino, y la conclusión de que por sí sólo, Misifuz no podría soltarse. Escuché a los vecinos decir diferentes soluciones y alguien decidió llamar en auxilio del travieso Musifuz», contó el locutor cubano Ramón Espigul en su perfil de Facebook.
El radialista contó que la acera se llenó de personas que querían presenciar el operativo de los bomberos para rescatar al animal. «No se que tiempo pasó, pero que cerca de las 3 sentí conversación de personas a la puerta de mi casa y decidí indagar. Mi acera llena de gente, y cerrando la calle el carro de Rescate de los Bomberos. Frente, subido al balcón de al lado, un joven Bombero intentaba soltar al gato, pero Misifuz con su para adolorida no se estaba tranquilo y uñas y dientes intentaban decirle al rescatista, «mírame y no me toques, coño, que no te conizco». En ese trajín regresé a mi Computadura, para media hora después volver a la puerta. Habían llegado refuerzos, un Camión de Bomberos».
Prosiguió Espigul:»Ya saben, el montón de curiosos dando opiniones de como rescatar a Misifuz. Que si se cayó así, que si se cayó asao; que si los bomberos tiene que hacer esto o lo otro. En fin, todos sabemos que el cubano es Especialista en casi todo. Volviendo al balcón, al gato, y a los que saben como hacer un rescate, fijé mi atención en la acción. Pusieron la escalera, subieron 1 y 2 el segundo se acercó a la dichosa reja, evaluó… mientras Misifuz pendía cabeza abajo, ya sin fuerzas de ningún tipo y con evidente dolor».
El desenlace por fortuna tuvo un final feliz: «Deslizaron una soga amarilla del balcón a la calle, subieron un saco pequeño y una cortadora y el Bombero se dispuso al rescate. Yo supongo que haya establecido un diálogo con Musifuz, claro un diálogo de uno solo, todo para tranquilizar, al inquieto felino. Envuelto en el saco para tranquilizarlo y evitar algún tipo de agresividad; el rescatista cortó el hierro y la pata de Misifuz quedó libre», dijo
El rescate no quedó ahí. Inmediatamente el gato fue atendido por una veterinaria vecina del edificio. «Aplausos, vítores, ala- urrá rrá-ala urrá-rrá, bien por los Bomberos. Bajó la muchscga que vive en la azotea del 111, que es veterinaria, y enamorada de los gatos. Bajó con una tohalla y se llevó a Misifuz para su casa. Los Bomberos recogieron y se marcharon, los curiosos y preocupadis se fueron desperdigando, y la cuadra regresó a la tranquilidad».
El locutor termina la anécdota con un mensaje acorde a los tiempos que corren en Cuba. «Yo como no soy de Redes, tomé las fotos luego del rescate, que se me ocurrió escribir. Sí, no por influencer, no, para nada. Pará recordarnos que seguimos siendo sensibles a pesar de las preocupaciones que nos golpean. Y porque Misifuz y sus rescatistas merecen esta crónica».
