La violencia volvió a teñir de luto a una familia en Cuba. Pedro Luis, conocido cariñosamente como “Pedri” por sus allegados, murió tras ser víctima de una agresión con arma blanca en la provincia de Las Tunas. Según relató su hermana Mayerlin Pupo en redes sociales, el hombre fue apuñalado y, después de permanecer dos días en el hospital luchando por su vida, finalmente falleció. La noticia se conoció a través de los mensajes de despedida que ella comenzó a publicar en su perfil de redes sociales, consternada por lo sucedido.
La pérdida de Pedri golpea a una familia ya marcada por el dolor. Su hermana Mayerlin lo despidió con palabras cargadas de tristeza y resignación.
“Hermanito, ahora vas a poder estar con tu viejita, ella que tanto lloró por ti y por todos nosotros. Nos duele tanto que te hayas ido porque te arrebataron la vida, una vida que no disfrutaste, pero donde quiera que estés, Dios hará justicia”.
El mensaje, acompañado de fotografías familiares, provocó una avalancha de comentarios de pésame, donde amigos y conocidos recordaron la nobleza del fallecido y la injusticia de su partida.
En otro de sus mensajes, Mayerlin dejó claro el impacto que deja la violencia en quienes sobreviven.
“Dios te llamó a casa porque vio que estabas sufriendo, pero él también hará justicia con aquel que te arrancó la vida. Siempre te llevaremos en nuestros corazones porque aunque no te lo demostramos, te queríamos. Eres nuestro hermano, nuestra sangre, y eso no se puede olvidar”.
Palabras que reflejan no solo el dolor íntimo de una hermana, sino la sensación colectiva de impotencia ante una muerte que pudo evitarse.
Los comentarios en Facebook son un testimonio vivo del vacío que deja Pedri. Amigos de la infancia, vecinos y familiares expresaron incredulidad y rabia. “¿Qué le pasó?”, preguntaban algunos, incapaces de asimilar la noticia. Otros, conmovidos, ofrecieron consuelo a Mayerlin: “Que Dios te dé fuerzas”, “Mi más sentido pésame para la familia”, “Siempre fue una buena persona, injusto lo que le hicieron”. Entre las palabras repetidas con insistencia aparecía un deseo común: justicia.
Oriundo de Las Tunas, Pedri era recordado como un hombre tranquilo y cercano, querido por sus sobrinos y familiares más jóvenes. Su partida ha dejado un hueco difícil de llenar y reaviva la preocupación por el incremento de hechos violentos en el país, donde las comunidades suelen enterarse por rumores y redes sociales, en ausencia de reportes oficiales.
El dolor de Mayerlin y su familia es ahora compartido por cientos de personas que, desde la distancia o la cercanía, se han unido en un mismo lamento. La memoria de Pedri queda marcada por el cariño de los suyos y por la exigencia de que su muerte no quede en el silencio.
