Erika Labañino Fraga, vecina de Valle Rojo —entre San José de las Lajas y Güines, Mayabeque—, fue atacada a puñaladas por su ex pareja, Pedro Antonio Tadeus (28), según una denuncia ampliamente difundida en redes y de la que, de manera muy fragmentada dimos a conocer detalles en el día de ayer.
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La agresión, descrita como brutal, dejó heridas en el rostro, la cabeza y un brazo; la joven fue trasladada a un hospital de La Habana y permanece bajo cuidados. La madre de Erika aseguró que también su hijo de 13 años estuvo en riesgo durante el ataque, y que el agresor fue detenido horas después, sentado en el portal de la casa de su abuela, alegando “no recordar” lo ocurrido.
La denuncia agrega un dato clave: Tadeus sería reincidente por hechos de la misma naturaleza, según dio a conocer en Facebook @nio reportandouncrimen.
El caso de Mayabeque no es un hecho aislado: distintos episodios recientes muestran un patrón de agresores con antecedentes o recién excarcelados que vuelven a atacar. En La Habana del Este, la cubana Karem Sánchez Pérez (37) fue asesinada a cuchilladas y, de acuerdo con reportes de prensa, el sospechoso había sido excarcelado bajo libertad condicional apenas un día antes del crimen. El detalle fue confirmado por fuentes locales citadas por Cuballama, que además señaló antecedentes del detenido por delitos previos, aunque no todos relacionados con violencia de género.
También en Matanzas, un intento de feminicidio dejó en evidencia los huecos del sistema. El agresor, identificado como Richard Sánchez Ferrales, ya había sido procesado por atacar con arma blanca a una mujer. Aun así, volvió a la calle y, según las denuncias, reincidió con otra víctima, lo que encendió alarmas públicas sobre la excarcelación sin evaluación ni seguimiento adecuados.
Más allá de casos puntuales, hay diagnósticos que describen un problema estructural. Un análisis publicado en nuestra página recordó que cuatro de los últimos cinco feminicidios conocidos entonces habían sido cometidos por hombres con antecedentes de violencia machista. El texto, escrito en 2024, criticaba entonces que en Cuba no existan protocolos específicos de seguimiento a agresores cuando se otorga la libertad condicional, y cita el Artículo 89 del Código Penal (2022), que deja un amplio margen de discrecionalidad al tribunal para conceder ese beneficio si “existen razones fundadas” para considerar enmendado al sancionado. Sin evaluaciones psicológicas obligatorias ni terapias previas, advierten, la puerta giratoria queda abierta.
Otro caso más reciente es el de un joven asesinado en Remedios este fin de semana. En julio, había apuñalado a una chica trans la que milagrosamente salvó su vida. Habían pasado apenas tres meses de ese delito, y un joven de entre 16 y 17 años, le quitó la vida. La víctima, antes de apuñalar en julio a la chica trans, había apuñalado a otra persona con anterioridad.
Muchos dirán que «un criminal menos en la calle», pero la pregunta que hay que hacerse es otra y es esta: ¿qué hacía una persona que le intentó quitar la vida a otras dos personas – una de ellas en julio – en libertad?
El patrón es claro: agresiones previas, sanciones relativamente breves, beneficios penitenciarios y reincidencia. Un Estado fallido y feminicida. No se trata de pedir castigos ejemplarizantes por impulso, sino de exigir una política pública basada en gestión del riesgo: evaluaciones forenses serias antes de cualquier libertad anticipada, órdenes de restricción automáticas y fiscalizadas, dispositivos de control (desde visitas de trabajo social hasta tobilleras en casos extremos), y canales de denuncia que funcionen sin revictimizar a las mujeres.
Mientras tanto, la sociedad civil —observatorios como Yo Sí Te Creo y Alas Tensas— continúa documentando feminicidios y tentativas, llenando el vacío informativo oficial. Pero su trabajo no suple la responsabilidad del Estado de prevenir y proteger. Cuando un agresor con historial sale a la calle sin tratamiento ni monitoreo, la probabilidad de daño vuelve a dispararse. Y cuando ese daño ocurre, ya no hay reparación posible para las víctimas y sus familias.
Erika sobrevivió. Ojalá se recupere pronto. Pero el mensaje que deja su caso, sumado a los de La Habana y Matanzas, es contundente: no se puede seguir soltando a agresores peligrosos sin protocolos. Las autoridades tienen en sus manos herramientas legales para condicionar, supervisar o negar libertades anticipadas. Usarlas con rigor puede salvar vidas.
O mejor, si no lo van a hacer, por favor, no suelten a esas bestias para la calle.
pd1. Estos son todos los casos de los artículos publicados en Cuballama en los que el agresor estaba preso y salió de “pase”, pero NO SON LOS UNICOS. Para mejor comprensión distinguimos cuáles fueron feminicidios consumados y cuáles intentos:
Feminicidios consumados (salieron de pase y asesinaron)
- Roilán Orjales González (Madruga, Mayabeque)
Recluso con antecedente de un feminicidio 12 años antes; salió de pase y mató a otra mujer en Madruga. El artículo sobre el “fin de semana con al menos dos víctimas y dos intentos” precisa que estaba “de pase” y había asesinado a una mujer anteriormente. Cuballama - Caso de Santa Clara: asesinato de Yadira Moreira
El reporte específico sobre “Salen a la luz detalles del asesinato de Yadira Moreira en Santa Clara” señala que el autor era interno y estaba de pase cuando cometió el crimen contra su expareja. Cuballama
Intentos de feminicidio (el agresor estaba de pase, pero la víctima sobrevivió)
- Las Tunas (Richard Sánchez Ferrales)
Estaba de pase del penal Camilo Cienfuegos (Kilo 7). Durante el ataque apuñaló a su expareja y a una amiga (ellas sobrevivieron) y mató al exsuegro que intervino. El texto recoge la condición de “pase” y los detalles del ataque múltiple. Cuballama - Baracoa (Guantánamo), 14 de marzo de 2025
Un recluso de pase apuñaló a su excompañera (sobreviviente). El balance de Cuballama sobre “Macheteó a su ex en Baracoa… y otros dos casos” incluye este expediente como intento de feminicidio con el agresor en régimen de pase. Cuballama
pd2: Si estás en peligro o conoces a alguien que lo esté, busca apoyo en tu red cercana y denuncia. En Cuba, colectivos independientes ofrecen orientación y acompañamiento por canales digitales cuando los mecanismos formales fallan. La prevención empieza por escuchar las señales, creer a las víctimas y actuar a tiempo.





