La única hija que quedaba en Cuba del fallecido reguetonero cubano El Taiger ha cruzado una frontera simbólica y real. Ana Paloma Carvajal Rodríguez, la niña que ha conmovido a la comunidad cubana por su carisma, su incipiente talento artístico y, por supuesto, por ser heredera del legado musical de uno de los nombres más fuertes del género urbano, ha salido del país acompañada por su madre, Eliani Rodríguez.
La noticia fue confirmada por Eliani este fin de semana a través de una transmisión en vivo en TikTok. Visiblemente conmovida, la joven madre agradeció a quienes apoyaron el proceso de salida, tanto desde el plano afectivo como desde el apoyo logístico y material. “Gracias a ustedes estamos donde estamos. Anita ya no está en Cuba. Ya puedo decirlo. Gracias a Yamil, a La China Lay y a Teresa [Padrón] que de alguna forma u otra nos ayudaron”, expresó.
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Aunque no reveló el país donde se encuentran actualmente, Eliani aseguró que ambas están en un lugar seguro y “muy protegidas”. Tampoco aclaró si se trata de una mudanza definitiva, pero en sus palabras resonó un aire de alivio, como si hubiera dejado atrás más que una geografía. “Yo solo sé que el tiempo de Dios es perfecto”, dijo, cerrando la directa con un tono de fe y esperanza.
Para quienes han seguido de cerca la vida de El Taiger y sus hijos, este paso representa mucho más que un cambio de residencia. Ana Paloma era la única de sus cuatro hijos que seguía en la isla; los demás viven en Estados Unidos con sus respectivas madres. Desde el fallecimiento de su padre en octubre de 2024 -un hecho que dejó una cicatriz profunda en el mundo del reguetón cubano-, la niña se ha convertido en una especie de símbolo para muchos seguidores del artista, quienes la ven como una continuación viva de su legado.
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En los últimos meses, la pequeña ha sorprendido en redes sociales con videos donde demuestra su talento musical. Uno de ellos, en particular, se hizo viral: un adelanto de su segunda canción, con una letra dedicada a su madre y una promesa de “seguir los pasos de papi”. Publicado en Instagram, el clip no tardó en recorrer grupos de WhatsApp de la diáspora y páginas dedicadas al entretenimiento cubano, consolidando su figura como una promesa emergente de la música urbana hecha por y para cubanos.
Lo que está por venir para Ana Paloma es incierto, como lo es para cualquier niño migrante. Pero si algo ha demostrado hasta ahora, es que lleva en la voz una herencia, y en la mirada una voluntad nueva. Desde ahora, su historia se escribirá en otros acentos, pero con los mismos acordes que su padre hizo vibrar.