La Aduana de Cuba anunció el jueves la incautación de cannabinoides sintéticos impregnados en papel, que se encontraban ocultos al interior de un paquete de pañales desechables. Se detectaron, según las autoridades, unas “31 hojas de papel impregnadas” con la droga conocida como “el químico”, que llegó al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana desde Estados Unidos.
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William Pérez González, vicejefe primero de la Aduana, lo confirmó en un comunicado difundido a través de la red social X. El funcionario informó el operativo fue llevado a cabo por “la unidad de inteligencia del accionar conjunto de Aduana de Cuba y el órgano antidrogas del Ministerio del Interior (Minint)”.
El hallazgo es más que un caso aislado: es una señal de alerta sobre el creciente ingenio de las redes de tráfico y la vulnerabilidad de la isla ante sustancias psicoactivas sintéticas, como “El Químico”. Estas drogas, desarrolladas en laboratorios para imitar los efectos del cannabis, pueden tener consecuencias devastadoras: episodios psicóticos, taquicardia, pérdida de memoria y riesgo de muerte súbita, según advierten expertos en salud pública.
En las últimas semanas, se ha reportado un aumento inquietante del consumo de estas sustancias en calles cubanas, especialmente entre jóvenes. ¿Cómo llegan estas drogas a los consumidores finales? Una de las vías más comunes es el uso de “mulas a ciegas”: viajeros que aceptan transportar paquetes por dinero sin conocer su contenido.
La Aduana de Cuba insistió en que mantiene una política de “tolerancia cero” frente al narcotráfico. Pero este episodio plantea preguntas más profundas: ¿están las instituciones suficientemente equipadas para enfrentar un fenómeno tan dinámico? ¿Qué programas de prevención existen para los jóvenes en riesgo?