La Aduana General de la República de Cuba, entidad gubernamental cubana sin voz ni voto y que no promueve ni propone nada, y que, al contrario, ha sido denunciada infinitas veces por maltratar a los cubanos y robarles descaradamente, ahora intenta limpiarse el pecho con el recordatorio de que, a partir de hoy, los cubanos que viajen a la isla podrán traer cuantas maletas les permita la aerolínea.
En una nota publicada en Granma, la Aduana General, que ha hecho caso omiso durante años a miles de reclamos con relación a la imposición de políticas tributarias verdaderamente maquiavélicas en la Aduana, y que no ha promovido nunca ni ante desastrosos eventos atmosféricos la libre importación de aranceles, de manera temporal, ahora «saca la cara» en Granma, revelando entre otras cosas que, si desde hace años los cubanos enfrentan una cruda y dura crisis con alimentos y medicinas es culpa de ellos, del gobierno que los dirige, y de nadie más.
Sin problema alguno: pueden responsabilizarla a esta y al gobierno por la muerte de no pocos cubanos a los que se les ha hecho imposible acceder a determinado medicamento por culpa de ellos, los de la Aduana, que han llegado al colmo de robarle descaradamente lo que han querido a cientos de cubanos; entre ellos, al cantautor Amaury Pérez, a quien le tumbaron unos chorizos porque «no estaban prensados al vacío».
No lea la nota de Granma para saber cuál es o será a partir de hoy la actitud de los aduaneros cubanos y de la Aduana, cuya cuenta en Twitter no parece una cuenta oficial, sino un hervidero de consignas a favor de un gobierno que los protege de seguir robando. Basta verlos entrar a un turno de trabajo, con las manos vacías, y verlos salir cargados con bolsas. Basta verlos en las redes sociales, en fotos, presumiendo de prendas y tomando cerveza «de la buena», mientras el cubano de a pie se la tiene que jugar fajado en termos de pipa, con cerveza de dudosa calidad.
Dicha la crítica, más que merecida a la Aduana, por ser una entidad que funciona a duras penas y siempre orientada desde «arriba», dígase lo importante.
A partir de hoy, entrará en vigor la resolución 309 del Ministerio de Finanzas y Precios. Esta recoge las nuevas regulaciones para la importación de algunos productos, anunciadas en días recientes por el miembro del Buró Político del Partido y Primer Ministro Manuel Marrero Cruz, las cuales fueron publicadas el pasado viernes en la Gaceta Oficial No. 62 de la República de Cuba.
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Anuncia Granma que «el Gobierno de la nación autorizó excepcionalmente y con carácter temporal, la importación, vía pasajero con equipaje acompañante, de alimento, aseo y medicamentos, sin límite de valor de importación y libre de pago de aranceles,» pero le recuerda a cada cubano que esta «felicidad» será como la fiesta en casa del pobre o el merengue en la puerta de un colegio: tendrá breve duración, hasta el 31 de diciembre de 2021, como si todas las miserias en Cuba se fueran a acabar ese día.
Recuerde que esta decisión no llega por la buena voluntad del gobierno del llamado «Puesto a dedo», mucho menos por solicitud de la Aduana, sino por presión popular. De no haberse tirado el pueblo a las calles el pasado 11 de julio, todavía miles de cubanos seguirían haciendo magia para sobrevivir, entre la falta de alimentos y medicinas; esos que ahora, el régimen autoriza a entrar libremente. Claro, entrará para aquellos pocos cubanos que tienen quien venga y les traiga. Otros millones de cubanos no tienen y les da igual si la Aduana deja entrar o no deja entrar, o roba, que es lo que saben hacer de maravillas.
Entonces, ¿quién bloquea a quién?
