Cansado de vivir en Miramar y de tener de vecino a Amaury Pérez, el director de la Casa de las Américas, Abel Prieto, pudiera estar interesadísimo en salir de ese barrio de élite, y permutar su apartamento por cualquier llega y pon de La Güinera, El Fanguito o incluso, por una casa en San Isidro, porque «la tarea está dada».
«La tarea», proveniente de la más alta dirección del Partido Comunista de Cuba encabezado – en papeles – por Miguel Mario Díaz-Canel Bermudez, exigirá de Abel Prieto – y de todos los revolucionarios – ponerse las pilas, abrir los ojos, y enderezar las «guatacas» para escuchar al pueblo, al que parece que en algún momento – según se desprende de lo dicho por Abel Prieto y orientado por Díaz-Canel – dejaron de escuchar; se distanciaron de él y sobre el cual creyeron que, en el colmo de la ignorancia, vivía como ellos.
Para lograr «la tarea», Abel Prieto deberá estar allí, al pie de cañón, en La Güinera, El Fanguito, La Timba, Los Pocitos, o San Isidro; deberá disfrazarse de hombre humilde; probablemente, sufrirá cruentos apagones de 8 horas y más; cocinará con kerosene, si hay, porque la balita con gas aún no le toca; y más que nada, deberá forrajearla duro en la carnicería o en el agro, algo que él, debido a su altísimo cargo, dejó de hacer hace mucho tiempo.
No está claro cómo y hasta cuándo Abel Prieto podrá cumplir a cabalidad la tarea, pero debido a los problemas de transporte en La Habana y dado que en numerosos consejos populares hay cuarentena, evento, o sus calles están cerradas como medida de precaución contra el coronavirus, lo mejor es que se mude para cualquiera de esos barrios, a fin de poder estar a tiempo, y evaluar in situ el malestar de la gente. De otra manera, viviendo en Miramar, mientras le llevan la comida a la casa, ¿cómo pudiera él sentir empatía con los más pobres? Porque vocación de San Francisco de Asís no tiene ni ha tenido nunca; ni tampoco de Madre Teresa de Calcuta.
Camaján al fin, no quiere irse solo, y echó para la candela al héroe de las calabazas, piñas y regaderas: el exespía Gerardo Hernández Nordelo.
Quién sabe si por allí, pronto, veremos también, permutado y todo, a Alex Pausides, un hombre que en las últimas horas se reveló «humilde» y anunció que, si la Revolución se lo pide, subiría a la Sierra Maestra.
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Faltaría un vejete más para completar la mesa del dominó en El Fanguito; pero ya la presencia de Abel Prieto y Alex Pausides allí se antoja interesante. Sería, en la historia de las permutas en Cuba, el primer y único caso en que, un dirigente cubano, abandona la comodidad ganada serruchando pisos, por cuatro cartones en un barrio marginal de La Habana.
